SUELDAZO
18 de enero - 2022

Edgardo Cabrera

Quién no quisiera un sueldo quincenal de 163 mil pesos, sobre todo dentro de los gobiernos morenistas que se asumen como los más austeros en la historia política de nuestro país.

163 mil pesos, hablamos de más de 326 mil mensuales y con retroactivo a septiembre, es un privilegio que ni el presidente López Obrador tiene. Según la proyección del gasto federal para este 2022, el mandatario nacional percibe 112 mil 122 pesos, lo mismo que el año pasado.

Nos informan que la semana pasada se llevó a cabo un ajuste de las percepciones en el sector salud, fundamentalmente para directores, jefes de oficina y funcionarios, y mientras por un lado se regatean las pruebas Covid y se despide a personal en pleno pico de contagios, por el otro el tabulador de la cabeza sufrió un “pequeño” ajuste de 100 mil pesos quincenales. 

Con ello, la primera quincena salió tan jugosa que deja en evidencia que, si se tiene para pagar un sueldo de 326 mil pesos mensuales, tampoco tendrían que escatimarse los recursos para comprar miles de pruebas para los tlaxcaltecas que tienen que estar formados horas en espera de que les hagan el favor de aplicarles un reactivo, previo una obligada consulta por la que también hay que formarse.

Para hacer el comparativo, en el gobierno de la mafia del poder, de los excesos y el dispendio, como ellos señalan, el secretario de salud estatal percibía 145 mil pesos mensuales de forma bruta, menos las deducciones, el pago final era de 92 mil 509. Lo bueno que ahora ya estamos en la austeridad… cómo me recuerdan a los primeros diputados locales que también se sirvieron del erario con ingresos que promediaban los 400 mil pesos mensuales, así la hipocresía.  

SIMULACIÓN

La corrida de toros realizada el domingo en la capital retrató de cuerpo completo al gobierno y sus simulaciones, las medidas de mitigación de los contagios de Covid-19 y su variante Ómicron son una pantalla, únicamente para tratar de justificar su ineficiente política de prevención.

Los mentados certificados, usados como requisito para entrar a espacios públicos, incluyendo donde hay espectáculos, es jugarle al tonto, NADIE puede dar fe de que lo exhibido por las personas es verídico, y si está actualizado con la dosis de refuerzo, en contraste, lo que realmente funciona como los cubrebocas recomendados por los especialistas, se deja en segundo plano, siguen usando hasta paliacates o de plano nada. 

Regresando a la corrida del domingo, a la plaza de toros de la capital entró más de 70 por ciento del aforo permitido, así queda constancia en las decenas de fotografías y videos que circulan en los medios de comunicación y redes sociales, en ninguno se ven espacios vacíos o sana distancia.

Mañosos, como suelen actuar, dicen que el boletaje vendido no excedió los 2 mil 100 lugares que tiene el inmueble. El tope, según la disposición sanitaria era de mil 470 personas como máximo, en los hechos parece que se comercializaron más lugares, tan es así, que hasta reclamos hubo.

Una imagen dice más que mil palabras, y en las gradas el público estuvo hombro con hombro en la mayoría de las zonas, y el cubre bocas, la mayoría los usó incluidos los inservibles paliacates o los de tela con distintivos taurinos, aunque hubo un sector al que le valió, los mismos que se desgañitaban y lanzaban chiflidos a los actores expidiendo millones de gotículas de saliva. 

De ese evento, parece que a la gobernadora Lorena Cuéllar no le dijeron la verdad o le ocultan información. Será importante saber quién selló los boletos y sí la Secretaría de Finanzas a través de la Dirección de Ingresos y Fiscalización supervisaron la impresión de boletaje de acuerdo al 70%, no vaya a ser, como aparentemente se ve, que le dejaron manga ancha al empresario para “recuperar” su inversión y salir con ganancia.