A la Verónica: Agridulce Despedida
1 de noviembre - 2015

Guadalupe_Posada

Por: Gerardo Orta

Una tarde agridulce se vivió el sábado en la plaza de toros Jorge Aguilar El Ranchero en donde Rodolfo Rodríguez El Pana se despidió después de despachar dos toros con los que decidió abreviar ante sus precarias facultades físicas para enfrentarlos.

Si acaso el primero de su lote fue el que ofreció mayores garantías de lucimiento, sin embargo, Rodolfo se fue a por uvas demasiado rápido, como suele ocurrir ya en cada presentación de diestro apizaquense, un toro de Rancho Seco con el que no dio más allá de cuatro tandas con la muleta.

No obstante, el momento de emoción y hasta de apremio lo aportó al inicio. El segundo toro de la tarde, primero de la lidia a pie, lo recibió a portagayola ante el asombro de la asamblea tlaxcalteca reunida para ver a uno de sus hijos pródigos.

La suerte la ejecutó bien, al toro lo despidió por el lado izquierdo y de inmediato se levantó para intentar pararlo.

El Pana asustó en más de una ocasión por lo ceñido que se pasó al primero de su lote. Logró emocionar con lo poco que estuvo frente al toro, pero nada más.

Por instantes, quedó atrás la expectativa que generó la supuesta despedida ¿Quién sabe si será la última?

Rodolfo hizo el paseíllo con su acostumbrado paso pausado y parsimonioso, liado en un sarape de saltillo. Se detuvo retador frente a la puerta de toriles, mientras que con la mano derecha sostenía su proverbial puro.

La tarde estaba puesta para que su despedida fuera una de esas en las que la gente sale toreando de la plaza, pero no fue así.

Como aficionados no podemos exigirle mucho a un torero, que aunque valiente, está obviamente limitado de sus facultades físicas a sus 63 años, sin embargo se aplaude que un tipo a esa edad se pare frente a un toro, el tiempo que sea, de la forma que sea, pero siempre tratando de satisfacer la voracidad de verlo torear de sus más fieles aficionados.

Rodolfo mostraba dificultad incluso al tratar de reponerle pasos al toro, las piernas ya no le responden, las fuerzas no son las mismas de hace 30 años.

El momento más emotivo, por lo que representó, fue durante el segundo del lote de Rodolfo Rodríguez. Fue cuando la banda de música interpretó las nostálgicas golondrinas para el último romántico de la fiesta de los toros, según se ha autodenominado el también llamado Brujo.

La tarde en sí fue romántica. La ventisca que prevaleció durante buena parte del día, cesó al iniciar el festejo. Es tradicional ese clima de otoño en Tlaxcala, caluroso pero a la vez fresco y con viento; clima de feria, dicen algunos.

El ambiente de la fiesta brava convivió con el no menos colorido tributo que los tlaxcaltecas rinden a sus muertos, tradición ligada al mundillo taurino.

Los alternantes de Rodolfo, Iban Fandiño y Sergio Flores, pusieron la emoción en el ruedo con sus primeros toros.

Iván Fandiño, criticado por la pequeñez de los toros que lidia, en Tlaxcala no se salvó de las mismas observaciones. Un grupo de aficionados en el tendido de sol reprocharon la presencia de sus toros.

Sin embargo, el español logró buenos derechazos en los medios, se le vio elegante y hasta relajado con su primero. Con la capa ejecutó ajustadas verónicas templando bien al toro, aprovechando la embestida de calidad del animal.

Su yerro con la espada lo privó, quizás, de cortar la primera oreja de la tarde. Trofeo que le ganó el apizaquense Sergio Flores, arropado por su público.

El Jorongo, como lo bautizó el propio Rodolfo Rodríguez, aprovechó la buena embestida del primero de su lote. Lo fue sobando hasta que lo logró fijar en su muleta.

Realizó una faena en los medios ante un toro al que le faltó bravura, pero que permitió ejecutar el toreo ligado.

Ya es conocida la tauromaquia de Flores, es un torero con buen oficio, pero que no escapa de los cuestionamientos respecto a la presencia de sus toros.

Justamente, la presencia de los toros lidiados el sábado quizás no fue lo mejor que nos pudo ofrecer el festejo, pues su aspecto anovillado generó las dudas de los aficionados, “ganadero, diez pesos más de cuernos”, gritó un ingenioso en el tendido cálido.

El que definitivamente estuvo pal olvido fue el rejoneador Horacio Casas. El capitalino no logró cuajar su faena ante un toro, dicho sea de paso, manso y rajado a tablas en todo momento.

El toro estuvo parado, pero el caballero no pudo aprovechar las pocas arrancadas que tuvo el ejemplar de Sergio Hernández quien solo esquivaba las pedradas que se llevó durante la tarde.

Los Forcados de Teziutlan acompañaron al rejoneador, pero no lograron ejecutar la pega tras dos intentos, quizás uno más, que también resultó fallido.

El saldo fue negativo para los forcados pues tras sus intentos se observaron dos integrantes lesionados.

En general, la tarde fue agradable, no fue una de esas apoteósicas que los aficionados recordarán por años, pero correspondió a las ansias de la gente que acudió a ver la despedida de Rodolfo Rodríguez El Pana.

Es de llamar la atención, que nuevamente la plaza no se llenó, aunque sí observó una mejor entrada que la del pasado sábado 24 de octubre.

Este lunes se presenta en la antiquísima plaza tlaxcalteca Octavio García El Payo, Diego Silveti y el peruano Roca Rey.