INTOLERANTE 
3 de agosto - 2023

Por Edgardo Cabrera

A la Triste Historia no le gustan las manifestaciones, tampoco la libertad de expresión, así quedó demostrado, de nuevo, la madrugada de este miércoles cuando desalojaron a un grupo de trabajadores que montaron un pequeño plantón pacífico frente a Palacio de Gobierno.

Como delincuentes, policías estatales aprovecharon la penumbra, la ausencia de testigos y el sueño de los manifestantes para arremeter contra una mini casa de campaña, dos pequeñas carpas y una lona que improvisadamente colocaron para resguardarse de la lluvia, al tiempo de intimidar a un puñado de inconformes que se quedaron a montar guardia y dañar autos estacionados en la zona de protesta.

Fue alrededor de las 2 de la mañana cuando montaron ese operativo ordenado por la mandamás, ¿por quién más sería?, para desalojarlos de lo que considera su palacio y su plaza, solamente ellos pueden montar en ese lugar lo mismo un tianguis de fayuca que puestos de garnachas, o unas canchas de voleibol con arena saqueada de las playas para cumplir un capricho al que le encontraron negocio.

Lo mismo ocurrió sobre el boulevard Guillermo Valle, donde también bajo el cobijo de las penumbras llegaron encapuchados para retirar decenas de cartulinas y pancartas con consignas en contra de la ocurrencia del Autotrén.

La Triste Historia no dialoga, es un gobierno represor y autoritario que privilegia el garrote metiendo más presión a la olla exprés que terminará por reventar contra un gobierno que de “nuevo” no tiene nada y menos de cambio, es peor que los que llaman del “viejo régimen”, que, por cierto, para los que se rasgan las vestiduras: los actuales son los que siempre han gobernado, la misma oligarquía pero que ahora se disfrazó de guinda.

EVIDENCIA

A colación del fondo de la protesta, la licitación para privatizar los servicios médicos para los trabajadores al servicio del estado y los municipios, así como para jubilados, pensionados y maestros, pareciera amañada.

La evidencia es incontrovertible. Resulta que apenas el viernes la Triste Historia dio a conocer el nombre de la empresa ganadora de la convocatoria “pública” para concursar por una bolsa que supera los 80 millones de pesos para sustituir los servicios de Pensiones Civiles de Tlaxcala.

En solo tres días, cual récord Guinness, una proeza que ni los chinos lograron con sus hospitales construidos en cuestión de semanas para atender el Covid-19, la empresa favorecida habilitó seis módulos médicos con consultorios y área de espera, surtió farmacias y colocó equipo.

Es claro que desde hace mucho tiempo ya sabía la empresa que sería beneficiada y trabajó en establecer la infraestructura, rentar hasta viejas bodegas de fábricas y contratar personal de salud, así como para comprar lo necesario, ¿a cambio de qué?, ahí está el negocio y por ello la inflexibilidad del gobierno para acceder a echar atrás la imposición de la privatización del servicio médico para los trabajadores. 

Estamos ante la simulación de un proceso de licitación, pero también, ante lo que constituye un claro acto de corrupción.