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17 de diciembre - 2021

Por Edgardo Cabrera

La obligación a los partidos políticos para que la mitad de sus candidaturas sean para mujeres no significó que más de ellas ganaran elecciones, fueron los varones quienes con todo y los candados para la equidad e igualdad se impusieron en 2021.

Si bien en el caso de Tlaxcala se puede pensar que con el triunfo de Lorena Cuéllar en la gubernatura se “reivindicó” la lucha política de las féminas, en el resto de las posiciones de representación popular, incluso en los gabinetes de gobierno, las cosas no son así.

De acuerdo con el análisis técnico del Instituto Tlaxcalteca de Elecciones, en las elecciones de este año fueron postuladas 9 mil 160 candidatas, el mayor número que se ha tenido históricamente, ¿cuántas ganaron?, solamente 290.

De ese total, el mayor porcentaje fue a parar a los ayuntamientos, como regidoras o síndicas, hablamos de 47% (en números: 221), y de esas, únicamente 9 conquistaron una alcaldía.

Hablamos que con todo y que la mitad de las candidaturas para la contienda de los ayuntamientos fueron encabezadas por mujeres, en las urnas fueron derrotadas por 51 varones.

Ahora bien, de las casi 300 presidencias de comunidad que se renovaron en la elección de junio, nada más 55 mujeres pudieron ganar.

Solamente en el Congreso local se logró la pretendida equidad, de los 25 escaños, 13 son ocupadas por diputadas, los 12 restantes, son de varones.

Lo anterior demuestra que la exclusión política de las mujeres no se resuelve solamente por decretos ni reformas legales, ciertamente ayuda, pero no lo es todo.

No se trata de una graciosa concesión de los partidos políticos, es su obligación formar cuadros, hacerlos competitivos para que al momento de elegir candidatas y candidatos se postulen los más competitivos, sin importar género, es decir, que sus nombres y sus acciones, más que su sexo o preferencias sexuales, las lleven a la contienda, tal como ocurrió en la competencia por la gubernatura.

Ahí están los datos y son crudos. En los hechos ellas siguen excluidas, metidas de relleno y muchas sin ninguna o muy poca experiencia y apoyo de las estructuras para ganar, esa es la triste realidad.  

HABLANDO DE…

El domingo los panistas elegirán a su segunda mujer dirigente estatal, sí, en su historia política en Tlaxcala, solamente una vez, y hace décadas, tuvieron a una militante al frente del partido.

Ahora, por decreto de su dirigencia nacional, obligadamente tendrán que poner a una. De un lado está Miriam Martínez, quien trae la cargada de los alcaldes albiazules, empezando por su esposo de Apetatitlán, así como el de Apizaco y Cuaxomulco; del otro la senadora Minerva Hernández quien logró sumar a los grupos de Adriana Dávila, Pepe Temoltzin y Lilia Olvera.

Y precisamente a Minerva se le podría nublar el cielo azul, resulta que el juicio promovido vía per saltum ante la Sala regional del TRIFE por la presunta inelegibilidad podría ser resuelto antes de la votación y dejarla, incluso, sin registro, habrá que estar atentos.

En tanto que su aliada, Adriana Dávila, ahora sabemos porqué no la hemos visto activa en el proceso interno local, y es que está más metida en la campaña de posicionamiento de Pancho Domínguez, y con el tema de la reforma a los estatutos del PAN en gira por el Estado de México.

Pareciera que los astros se le alinean a Miriam Martínez para ganar el domingo la dirigencia estatal, ya veremos.