POLVORÓN
14 de octubre - 2021

Por Edgardo Cabrera 

La gobernabilidad del estado se le desmorona a Sergio González, en menos de una semana le estallaron tres conflictos que evidenciaron la incapacidad de su oficina para prevenirlos, atenderlos y resolverlos, por el contrario, los ha alimentado y con ello fomentó que estallara la violencia y la transgresión al estado de derecho en el primer mes de la administración de Lorena Cuéllar.

El de Xicohtzinco fue el primero, no es un tema de corrupción, como lo quiere hacer ver el movimiento inconforme y sus corifeos, es un asunto político que derivó en violencia, solapado desde la Secretaría de Gobierno; o de qué otra manera entender la exigencia del encargado de la política interior para que el alcalde perredista Luis Ángel Barroso se separe del cargo, y que nadie haya sido detenido, juzgado, procesado y sentenciado, tanto por los desmanes como por intento de homicidio o corrupción.

Detrás de ese conflicto hay malestar por los resultados electorales, pero los tribunales fallaron en todas las instancias a favor del presidente, por lo que su puesto está legítimamente validado; ahora se sabe, que esos inconformes exigen cargos en el gobierno municipal y manejar los recursos, no solo eso, en complicidad con Luciano Crispín, ex aspirante a presidente y ex auditor superior (bastante cuestionado durante el sexenio de Ortiz), mantienen secuestrados bienes públicos.

Hay once denuncias penales por los hechos vandálicos de la semana pasada, pero los inconformes justifican su actuar por supuestos hechos de corrupción del alcalde, ex funcionario de la pasada administración. Esos asuntos tendrán que dirimirse en el terreno legal, y no con lamentos y apapachos, sino con estricto apego a derecho y sin trasgredir la autonomía municipal.

COMO PUERCO

El domingo un conflicto mas le reventó a Sergio González, fue en la Magdalena Tlaltelulco donde un grupo de inconformes retuvieron y amarraron a un poste al director de seguridad pública, así como a un elemento.

Minutos antes hubo un intento de linchamiento de dos probables ladrones en el Barrio de Poxtla que al ser “rescatados” por los policías, detonaron el enojo del “pueblo”.

Recordemos que ese mismo argumento -la inseguridad- fue el primero utilizado en Xicohtzinco para justificar la violencia, paradójicamente, en Tlaltelulco no hubo atención, siquiera lamentos del secretario de Gobierno, menos se comprometió a mandar a la policía estatal.

En la serie de problemas, el martes otro conflicto le estalló en San Pablo del Monte, cuando un grupo de pobladores tomaron por la fuerza las instalaciones de lo que fue la Conasupo, mismas que fueron ocupadas por el ayuntamiento para colocar oficinas de la actual administración.

De nueva cuenta, estalló la violencia, cuando el personal del municipio, encandilado por el alcalde montaron una contraofensiva para “rescatar” el inmueble y despojar a los inconformes; la Segob brilló por su ausencia para calmar los ánimos y hacer valer el estado de derecho.  

Mazatecochco es otra olla exprés, también derivado de la inconformidad por las elecciones, recordemos que el PRD ganó, pero el PRIle arrebató el triunfo tras litigar en tribunales, pero el malestar poco a poco crece, están en espera del mínimo pretexto para reventar, ¿adivinen quién tampoco está interviniendo?