22 de agosto - 2021
Profesionales de la Salud refieren fatiga física y desgaste emocional en momentos en que deben encarar la tercera ola de COVID-19 en México.
Fuente: ANIMAL POLÍTICO
¿Te imaginas tener guardias interminables en un hospital, sin tomar agua, poder ir al baño o a comer, vestir un equipo que no te permite respirar, ver morir a algunos de tus compañeros, apartarte de tu familia, sentir temor por contagiarte e impotencia por las decisiones administrativas que, muchas veces, cobran la vida de cientos de personas?
Esto es lo que trajo la pandemia de COVID-19 para el personal médico en México, que ha sufrido graves afectaciones a su salud mental y física desde hace más de un año, y que llega a esta tercera ola de contagios con fatiga y desgaste emocional.
«Desde que se inició la pandemia, uno de los grupos más afectados fue el de los trabajadores de la salud (…) Algo que se ha visto en este periodo es que el personal médico sufre niveles altos de estrés postraumático, problemas de insomnio y hasta consumo de sustancias», dice en entrevista con Expansión Política la doctora Reyna Martínez, profesora e investigadora de la Universidad de Guadalajara.
Martínez forma parte de un equipo de investigadores y especialistas en Psicología que lanzó la plataforma digital Personal Salud COVID , la cual busca brindar apoyo a personal médico, de enfermería, trabajadores sociales y administrativos, laboratoristas y paramédicos que pudieron haber sufrido afectaciones a su salud mental y emocional por estar en la primera línea de batalla contra el COVID-19.
Tal es el caso de Blanca Téllez, Verónica González y Jorge Badillo, enfermeras y pasante que comparten sus experiencias y las de sus colegas atendiendo a pacientes infectados con SARS-CoV-2.
«El personal termina con estrés, pero más que nada con mucha tristeza, de soledad, de angustia, cansancio de exceso de trabajo, por el equipo, con tristeza de ver a tus compañeros de muchos años partir en condiciones muy malas, que para algunos no hubo ventiladores, para algunos no hubo la atención suficiente», dice Blanca, enfermera desde hace 30 años y quien recién se jubiló.
Cuando el coronavirus llegó a México, Blanca tomó la decisión de salirse de casa para proteger a su familia e irse a rentar un departamento. Como enfermera no solo se enfrentó a la pandemia, también a sus superiores que, en un inicio, no les brindaron el equipo adecuado para atender a los pacientes. Incluso, recuerda que cuando recibieron a la primera persona infectada, el encargado de terapia intensiva se negó a aplicar el protocolo.
Es como una revuelta de sentimientos, y terminamos valientes, pero derrotados». Blanca Téllez, enfermera
Verónica González recuerda que en mayo de 2020, cuando se registró el primer pico de la pandemia en México, ya se veía el desgaste entre el personal de salud. Y entonces, comenzó a notar los primeros signos de ese desgaste en ella misma.
«Perdí la paciencia, soy una persona tolerante, pero de pronto ya me enojaba mucho. Y luego ves que hay personas que no se cuidan y da coraje, escuchas a compañeros que han perdido a sus familiares por la enfermedad, y es tanta desgracia que esto también me provocó depresión», expresa.
Verónica tiene 32 años de edad, es madre de tres niños y confiesa que antes de la pandemia de COVID-19 «se arreglaba para ir a trabajar», pero luego, con las medidas sanitarias implementadas esto ya no era posible, lo que fue un golpe más a su estado de ánimo.
Todo en conjunto te causa depresión. Llegó un momento en que yo ya no quería comer ni ir a trabajar, menos arreglarme». Verónica González, enfermera
A sus 27 años de edad, Jorge Badillo estuvo atendiendo en áreas COVID-19. Llegó a sentirse cansado y desesperado por todo lo que implica la atención a esta enfermedad, desde jornadas largas y agresiones por parte de familiares de pacientes, hasta no poder desenvolverse como médico de otros padecimientos.
«Ha afectado a todo el personal médico. Es un poco lamentable la cuestión de estar cargando todo el equipo, y a veces también sufres agresión por parte de los familiares de los pacientes que te acusan de estar matando a la gente, cuando esto es lo contrario. Las jornadas son pesadas, vives con fatiga», comenta.
La plataforma Personal Salud COVID se lanzó en junio pasado, y desde entonces, unas 150 personas del sector salud se han inscrito para buscar apoyo en esta terapia autoaplicada.
Reyna Martínez señala que la mayoría de las personas que han respondido a los cuestionarios no cumple los criterios de inclusión. Esto significa que presentan sintomatología muy severa, por lo que se les tiene que canalizar a números de atención especializada.
La doctora explica que, por ejemplo, si una persona que contesta las encuestas iniciales muestra sintomatología muy severa, como depresión alta, ideas suicidas o estrés postraumático elevado, la plataforma de forma automática le va a negar el acceso, pero le recomendará instituciones especializadas donde pueden recibir atención personalizada.
«Las intervenciones autoaplicadas tienen su limitación, por eso es importante que los participantes tengan este tratamiento de forma preventiva o si tienen sintomatología leve», enfatiza.
Esta intervención psicológica para personal de salud consiste en 9 sesiones y 3 módulos complementarios, que son opcionales; se abren cada tercer día y se mandan por correo electrónico (es indispensable registrarse con uno). Para acceder a estas fases de la terapia, será necesario haber respondido al cuestionario inicial, que mostrará el tipo y nivel de síntomas.
Reyna Martínez menciona que la plataforma fue elaborada a partir de la experiencia del usuario, en este caso de trabajadores de la salud que han estado en la primera línea de batalla ante la pandemia.
«El objetivo de esta plataforma es prevenir de alguna manera los riesgos a largo plazo que se pueden presentar o que se están presentando entre el personal de salud después de varios meses de estar al frente», explica.
Personal Salud COVID es una plataforma gratuita e inclusiva, y detrás de ella están expertos e investigadores de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), la UNAM, la Universidad de Guadalajara (UDG), la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE), la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Universidad Internacional de Valencia (VIU).
Los mismos expertos desarrollaron, en diferentes momentos de la pandemia, las plataformas Duelo COVID y Salud Mental COVID para el público en general que se ha visto afectado.
El personal está agotado
La doctora Martínez indica que decidieron lanzar la plataforma en esta etapa de la pandemia, cuando´México vive la tercera ola de contagios, porque el personal médico tiene un desgaste muy severo derivado de estos picos.
«A lo mejor al principio se vieron cierto tipo de problemáticas más leve, pero a estas alturas podemos algo diferente en el personal de salud, como más estrés postraumático, más sintomatología depresiva, ansiedad y problemas de sueño», dice.
Y lo más preocupante, alerta Reyna Martínez, es que el personal médico es el último en pedir ayuda de un profesional de la salud mental. «Queremos que sepan que no tienen que esperar a estar tan mal para buscar ayuda. Se trata de prevenir y de acudir a terapia de forma inmediata cuando no se sienten bien, cuando sufren la primera crisis, cuando quieren hacer algo para estar mejor», expresa.
En efecto, la pandemia ha golpeado la salud mental de todo el personal médico, incluso cuando están capacitados para «manejar el estrés». En el caso de Blanca, señala que en la especialidad de cuidados intensivos le enseñaron a manejar el estrés, y aun así se vio afectada de alguna manera.
«Después de 30 años de trabajo, a mí no me estresaba el manejo de los pacientes, sino que me molestaba la forma en cómo se estaban haciendo las cosas. Pero hubo compañeras a las que se les empezó a caer el pelo, empezaron a adelgazar. Ya hay cansancio crónico, sueño, irritabilidad, y esos son los síntomas que la mayoría del personal de salud vive. Todos están ya muy irritables», comenta.
Verónica es también tanatóloga, es decir, ofrece servicio para ayudar con el sufrimiento psicológico y emocional que causa la muerte y la enfermedad de un ser querido. Pero a pesar de eso, en la pandemia sufrió crisis y miedo que se vieron reflejados en la caída de cabello (como describe Blanca), en sus cambios de humor y en la pérdida de sueño. Esto la obligó a acudir a terapia.
«La terapia me ayudó, como que me tranquilizo, y por eso ahora puedo hablar de esto así, más tranquila. Pero generalmente, (el personal médico) nos rehusamos, porque creemos que podemos solos, que somos nuestros propios terapeutas», señala.
Jorge confiesa que él no ha buscado este tipo de ayuda, pero sí ha acudido a círculos en los que platica sus experiencias y sus emociones para no tener que expresarlas en casa, pues, dice, es una forma también de proteger a su familia.