Vida después de la vida
31 de octubre - 2016

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P. Ranulfo Rojas Bretón

En estos días las preguntas que más me hacen son las siguientes: ¿De verdad vienen las ánimas? ¿¿SI se debe poner ofrenda? ¿Cómo se comen lo que se pone en las ofrendas? Como ven las peguntas tienen mucho que ver con las tradiciones que se viven en México respecto a una de las fiestas más representativas como es el “Día de muertos”.

Casi en todo el país sean pueblos o ciudades las familias ponen la tradicional ofrenda para sus muertos amen de ir el día 2 de noviembre a los panteones y convertir su visita en una verdadera verbena popular donde se expende de todo, desde flores, comida, bebida sin faltar la música de mariachi, trío o banda que amenizan la estancia en el panteón y la comida “con los difuntos”.

Es necesario reconocer que en las religiones especialmente las más antiguas y tradicionales tienen coincidencias respecto a los difuntos. La primera gran coincidencia es que EXISTE VIDA DESPUÉS DE LA VIDA. Las grandes culturas como la egipcia, la china, fenicia, griega, etc., etc. Tienen clara la idea de que después de esta vida continúa otra vida, diferente pero vida al fin, tan es así que por ejemplo los egipcios embalsamaban a sus difuntos y los grandes enterramientos están llenos de objetos que según ellos les servirían para la otra vida, así encontramos joyas, armas, alimentos y hasta llegaron al extremo de enterrar a servidumbre y a esposas junto con el difunto.

En los enterramientos chinos es célebre el del primer emperador chino Qin Shi Huangdi en el que más de 7000 soldados de terracota con caballos y armas incluidos resguardan la tumba. Son de terracota porque ya había pasado la costumbre de enterrar a seres vivos junto con el difunto. Todo esto con la finalidad de que sirvieran al emperador en la otra vida.

Cada cultura según su religión ha mostrado de diferentes maneras la convicción de que existe vida después de esta vida.

La segunda convicción de las religiones es un tanto lógica, pues TODO SER VIVO NECESITA COMER, así que en México es tradicional poner la ofrenda para que los fieles difuntos coman. El elemento clave de la ofrenda sin duda lo es la oración, ya que si algo puede ser agradable a Dios es la alabanza de la Iglesia que se “une al coro de los ángeles que en el cielo eternamente dicen Santo, Santo, Santo”. Por eso la mejor ofrenda, por encima de los elementos señalados y de la comida, es la oración y se recomienda que dediquemos un tiempo a orar frente a la ofrenda para pedir por nuestros difuntos. Lo más tradicional es el santo rosario. Para completar los elementos sagrados en la ofrenda necesitamos colocar imágenes de la divinidad y de los santos, ya que la imagen es el medio por el que nos conectamos más fácilmente con lo divino. Entendiendo que la imagen es solo eso, imagen y nada más y que pueden ser de papel, de madera, yeso u otro material el ser imagen solo es lo que representan. Estos cinco elementos (velas, flor, incienso, oración e imágenes) no pueden faltar nunca en nuestras ofrendas, son los elementos sagrados de culto. Pero también hay otros elementos no sagrados que son parte de nuestra ofrenda: La comida, pues el alimento es la mejor forma que tenemos de estar en comunión con los demás. El mejor signo de la amistad es el “comer juntos” o el “invitarnos a comer”.

La tercera convicción es que SE PUEDE COMER CON LOS DIFUNTOS. Las comidas de comunión con los difuntos son algo tradicional y es muy común ver a las familias ir a los panteones llevar comida y comer con sus fieles difuntos. Los etruscos ponían en sus enterramientos una especia de respiraderos o sumideros en los que se depositaba bebida y alimento mostrando así la posibilidad de comer verdaderamente con los difuntos. Aquí en México hay muchos lugares donde la práctica de comer con los muertos es algo común. El día 2 incluso se permite llevar música y cantar las canciones de recuerdo y de especial gusto de los difuntos.

Así la convicción de que la vida continúa es parte de las convicciones religiosas de la mayoría de nuestros pueblos y se expresan de diferentes maneras, muchas de ellas con verdadero realismo y otras llenas de folclor.