Los Juegos del Hambre
10 de agosto - 2016

mauricio_olaiz

Por Mauricio Olaiz

Pese a que los olímpicos de Río solo llevan pocos días, las redes sociales en México están llenas de agrios comentarios sobre la muy pobre participación de la delegación mexicana. Uno tras otro los representantes de la tierra debutan y se despiden; incluso aquellos en los que se tenía esperanza de obtener algún precioso metal olímpico.

Pero ¿Son fundados los harteros y hasta groseros comentarios de la afición sobre sus compatriotas atletas?. Podemos entender perfectamente el sabor amargo que deja ver a un atleta nacional rápidamente echado de la competencia, no importa si es en esgrima, clavados, voleibol, tiro con arco, boxeo, la tónica es la misma, eliminados y con ello la desesperación de millones de espectadores que a la distancia observan como nuestra representación simplemente no da una.

Ese espectador urgido de buenas noticias, necesitado de triunfos, anhelando motivos para celebrar, no puede más que seguir arrastrando la cobija ante la impotencia deportiva de un país que cada mes le sube la gasolina, el gas, la luz y la vida, un país en donde la noticia es que no se vive se sobrevive, un país donde el hambre y la pobreza se acrecentan a diario. Lo llamativo es que muchos de los comentarios de la decepcionada afición es que a nuestros atletas les falta hambre de triunfo, olvidando que la gran mayoría de esos atletas son parte de ese sector poblacional que padece precisamente de hambre, que debe redoblar esfuerzo para entrenar, competir, trabajar y sobrevivir.

Son contados los atletas mexicanos que pueden decir que tienen el porvenir asegurado luego de los olímpicos, sin duda los futbolistas, Paola Espinoza, Rommel Pacheco y por ahí un adinerado velerista que estará en Río sintiendo el aire soplar en su rostro, no compitiendo sino paseando y disfrutando la experiencia. El resto no dista mucho de estar como usted o como yo, viviendo al día, padeciendo los incrementos de absolutamente todo, de ver como la clase en el poder se sigue hinchando mientras el resto nos desinflamos , es el pésimo deporte mexicano consecuencia misma de la nación que lo “alimenta”, es reflejo claro del acontecer nacional, es el deporte también corrupto, con federativos y autoridades millonarias y atletas y entrenadores pobres, con deportistas consentidos y otros segregados.

Es por eso que él; hasta ahora, fracaso deportivo nacional no es gratuito, es parte de una política de estado que no encuentra algun beneficio adicional como para invertir en él más allá de lo estrictamente necesario, finalmente con aquél; que por méritos propios obtiene una presea, se podrá validar sin problema esa política ratonera a favor del deporte, aunque lo llenen de elogios de fama, de dinero, de casas, ese triunfo es del atleta no del poder, ni siquiera de México, por ello no es conveniente dar ni siquiera un poco más.

Recuerdo como si fuera apenas ayer el fracaso deportivo de México en los olímpicos de Barcelona 92, vaya escándalo, ruido por todos lados, tristeza, decepción, culpas, chantajes. El ex presidente Salinas ordenó una investigación a fondo para conocer el porqué del rotundo fracaso, luego creó su famoso plan de desarrollo para el deporte, el objetivo es que en 20 años México fuera, no solo un participante, un protagonista del medallero olímpico. Eso fue en el 92 súmemos 20 y nos dan los 2012 de Londres, juegos en los que no nos fue tan mal pero tampoco estuvimos ni cerca de ser potencia; eso sí el fútbol nos regaló una medalla de oro, una de la que todavía siguen colgados los federativos de ese deporte, pero que ahora con la eliminación de México ante Corea del Sur y con la imposibilidad de refrendar el oro; bueno ni la de bronce, el soccer nos regresa también a nuestra realidad, esa que se vivió en el 92 y que luego de 24 años no ha cambiado absolutamente nada.

Pero no todo es culpa del atleta, es el sistema, ese mismo al que le vale ejercitar a sus pequeños dándoles solo una embarrada a la semana de educación física, que no genera espacios para el deporte, que no fomenta la creación de ligas, que exprime a las federaciones, que pone como titular del deporte al Virrey Castillo, con todo esto queda claro que el deporte no es prioridad para la nación, no lo es hoy, no lo fue ayer, no lo será mañana.

La próxima vez que critique a un atleta, recuerde de donde viene, lo que no come, lo que no tiene, finalmente para ellos llegar a unos olímpicos es ya todo un éxito, pero para tener medallistas se necesita de más, mucho más, se necesita un pueblo mejor alimentado, nutrido, competitivo, educado, formado, retribuido, reconocido, corazón ya tienen pero solo con eso no se logra la gloria olímpica.

Los mariachis han callado, pero con poco muy poco volverán a cantar con fuerza el cielito lindo, y aunque solo uno o dos puedan sacar la casta por una nación ávida de triunfo, siempre estrán aquellos que buscarán regresarlos a donde pertenecen, a los juegos en los que la mayoría de los mexicanos participan….Los Juegos del Hambre.