Desde los primeros segundos del jueves arrancó la otra campaña de los candidatos, es la mas cruenta y lo mismo arremeten contra sus adversarios que contra la prensa. El domingo finalmente veremos qué encuestas estaban en lo correcto y cuáles sólo sirvieron como propaganda. Con la acelerada llegada del día D, el árbitro electoral abonó a la incertidumbre

Por Edgardo Cabrera

Desde los primeros segundos del jueves arrancó la otra campaña de los candidatos. Se trata del juego sucio, por lo que lo mismo vemos la multiplicación de panfletos, que la distribución de “apoyos” (en especie o efectivo) para ganar el voto.

Y en esto nadie puede presumirse incólume, todos le entran, lo mismo traen “cazamapaches” que “mapaches” encargados de las más sucias tareas en contra de sus rivales para ganar la elección.

La ocupación hotelera y las improvisadas “casas de huéspedes” se encuentran a tope, lo mismo hay operadores que reventadores profesionales de elecciones provenientes de Michoacán, Morelos, Guerrero, Distrito Federal y Estado de México.

Panistas, perredistas y priístas tienen documentados los refuerzos llegados de cada bando y, como en la más cruenta batalla, solo esperan quién da el primer golpe para abrir fuego contra todo lo que se mueva.

Por cierto que en esto de la batalla campal nadie se escapa, los medios de comunicación digitales se han convertido en blanco de personajes enfermos de poder intolerantes a la crítica. Aunque en el discurso pregonan la defensa de la libertad de prensa, en los hechos no quieren ser tocados ni con el pétalo de una rosa.

Tenemos reportes de que la semana pasada fueron atacados cibernéticamente varios medios, y esta semana las agresiones continuaron por lo que directivos de varios portales ya alistan la presentación de las denuncias correspondientes ante la PGR para que intervenga la policía cibernética.

Día D

El domingo finalmente saldremos de dudas, veremos qué encuestas estaban en lo correcto y cuáles simplemente sirvieron como arma propagandística para posicionar a los candidatos.

El día “D” anticipa una jornada tensa, más que festiva, será de pronóstico reservado y seguramente tendrá un desenlace con más de uno proclamándose triunfador y descalificando los resultados que no le favorezcan.

Hace 6 años cuando triunfó el priísta Mariano González Zarur la participación ciudadana fue del 63 por ciento del padrón, en el año 2004 la victoria del panista Héctor Ortiz fue con la concurrencia de 63.7 por ciento del padrón.

En 1998 cuando ganó el perredista Alfonso Sánchez Anaya la cifra de participación fue 61.4 por ciento, en tanto que en 1992 donde triunfó el priísta José Antonio Álvarez Lima se presentó la más baja concurrencia de la ciudadanía a las urnas al reportarse 38.9 por ciento.

Para esta ocasión el TET proyecta alcanzar el 70 por ciento, algo que se ve muy difícil de lograr, seguramente el rango se mantendrá en los mismos porcentajes de las tres últimas elecciones.

Mal augurio

Con la acelerada cuenta regresiva para el día D, el árbitro electoral abonó a la incertidumbre, ayer mismo cuando vivíamos nuestro primer día de veda electoral los empleados del PREP dieron la nota.

Resulta que se quejaron por la falta de pago de su sueldo y por el hecho de que una parte de su retribución es mediante un monedero electrónico para ser canjeado por productos en tiendas y almacenes con los que el ITE tiene acuerdos.

El asunto no es menor, hablamos de una parte vital en el trabajo del árbitro que, de su éxito o fracaso, dependerá la estabilidad social y que no estallen los ánimos.

Por cierto que mientras la tensión laboral se encontraba en la ex fábrica de San Manuel, en Radio Universidad Autónoma de Tlaxcala, la consejera Dora Rodríguez Soriano presumía la fortaleza del instituto e incluso en su verborrea destacaba la unidad interna “no como sus antecesores” –dijo-, ¡no pues sí!

A la señora consejera (ex empleada de la UAT), nunca le avisaron, o fingió ignorancia del conflicto laboral que en ese mismo momento de la entrevista se vivía.

Algunos trabajadores nos confiaron el terrorismo laboral alentado por la funcionaria, y para muestra de ello, los empleados del finado consejero Aldo Morales quienes fueron desalojados de sus oficinas tan pronto se produjo la tragedia y relegados como cargadores.

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