Por Jorge Alfredo Montes de Oca

En México y en Tlaxcala habrá otra vez elecciones federales para renovar la Cámara de Diputados que acompañará en la última mitad de su gobierno al presidente Enrique Peña Nieto.

Los diputados que la gente elija, más los indeseables, holgazanes y comodines plurinominales, formarán el grupo de 500 que le darán salida al actual gobierno federal.

A nivel local, la importancia y trascendencia de la elección de julio de 2015 también radica en que será preludio a la madre de todas las elecciones, la del 2016 en Tlaxcala, para renovar presidencias municipales, presidencias de comunidad y Congreso local. ¡Más de 5 mil puestos de elección popular!

Al momento de escribir lo que usted lee, los partidos políticos con registro nacional acomodan sus piezas para enfrentar la elección federal.

Las rémoras y lacras locales, como el Partido Alianza Ciudadana de la familia Ortiz Ortiz y el Partido Socialista de Rosalía Peredo, se paran con la falda levantada en la esquina para ver quién da más por los 5 votos que le pueden aportar a quien los compre “de facto”.

La renovación generacional podría ser el distintivo que enmarque al proceso porque PRI y PAN estarían apostando por jóvenes y mujeres, mientras que Morena y PRD irían con cartuchos quemados, vividores de la política como Alfonso Sánchez Anaya quien, a pesar de sus 80 años a cuestas y de venir de un infarto, insiste en ser candidato.

Diversas circunstancias serán factores que influyan en el electorado que por primera vez podrá votar por candidatos ciudadanos, aunque en el estado sólo se registró una fórmula integrada por un pediatra que lleva como suplente a un camillero que trabaja en Sesa.

Encuestas serias describen a un PRI fuerte y con buena intención de voto, al PAN en segundo lugar y en último lugar a la izquierda fragmentada y sin López Obrador en la boleta.

A ver…