Ladrón que roba a ladrón…
14 de febrero - 2020

Por José Luis Ahuactzin

Vaya escándalo en el que se han metido los DIPUTADOS locales por la reforma a la Ley de Comunicaciones del martes, pues los líderes transportistas evidenciaron el doble discurso que caracteriza a los levantadedos.

Pero más allá, se burlaron de ellos y en sus propias narices porque la iniciativa que impulsaron los presidentes de las comisiones de puntos constitucionales y la de movilidad, Rolando Pérez Saavedra y Piedras Díaz, iba en el sentido de permitir las plataformas digitales para el servicio de taxis a concesionarios y a particulares, pero no lograron descubrir ese doble lenguaje, al menos en esa sesión.

Pero tras la sesión y días posteriores, llama la atención que el de MORENA Miguel Piedras Díaz se desapareciera completamente de la escena política, y no ha diera la cara.

Dos días después de la aprobación de la reforma, este jueves pasado, de nueva se organizaron los transportistas, y acudieron al Congreso local para EViDENCIAR que los diputados son como los fenómenos de la naturaleza: NO tiene palabra.

Reprocharon a Miguel Ángel Covarrubias, José María Méndez Salgado, a Milton López Avendaño, y a Ana Bertha Mastranzo, de comprometerse a aprobar plataformas a concesionarios, pero fueron calificados como traidores y les declararon la GUERRA.

Lo cierto es que ni para Dios ni para el diablo la reforma, porque será vetada por el Ejecutivo y así fue planeada por tanta contradicción de artículos de la misma norma.

Tras bambalinas 

Previo a la sesión de aprobación de la reforma, Chema Méndez fijó su posicionamiento de Morena contra las plataformas; de los 25 diputados,  6 de ellos habían anunciado su rechazo al monopolio de transportistas, el PRI, PAN, Nueva Alianza Tlaxcala, MC, y de última hora se sumó la diputada del PRD; es decir, ya se vislumbraba una votación dividida.

Quienes de plano ni se aparecieron fueron la del PVEM, Maribel León Cruz y el de Morena, Víctor Manuel Báez López.

Cual sello que caracteriza a Jordana Garay Loredo, la temerosa y a la vez gustosa del baile candente y erótico, pretendía frenar la reforma y evitar su votación, el argumento era la presión de transportistas y que no los agarraran a huevazos, una vez más.

Tanta fue la presión, ¡ay ajá!, que en la misma sesión los y las diputados dijeran: “mejor se repitiera la votación” porque ya no sabían porqué levantaban la mano, si era a favor o en contra; por ejemplo, el mismo Piedras Díaz, el impulsor de la reforma, con la.mirada y ademanes preguntaba a su compañero Víctor Castro López del PT cómo debía votar.

En ese dilema, la mismísima todo terreno hizo gala de su florido lenguaje y cuestionó “¡¿Qué pedo?!”, porque sus compañeros comenzaron a reclamar a Milton López, presidente de la Mesa Directiva, que aclarara qué pidió votar, y éste a su vez, llamó a la encargada de la Secretaría Parlamentaria para que también clarificar en qué punto estaban.

Es así que la reforma quedó en un revoltijo: el artículo 42 bis maneja el término «taxi» para la prestación del servicio público.

El artículo 42 quarter, cambia a la figura de «transporte privado con chofer».

Dentro del artículo 42 ter, se eliminó la cláusula de exclusión de extranjeros para el registro de empresas de redes de transporte tecnológicas y digitales.

Y en el artículo 42 quinquies, es donde se dejó abierta la posibilidad a transportistas como a particulares.

“El servicio de transporte contratado o solicitado mediante plataforma digital o tecnológica, aplicación móvil o cualquier otro que se designe, tiene el carácter de servicio público y sólo podrá ser prestado por quienes cuenten con una CONCESIÓN de transporte público o AUTORIZACIÓN, expedida por la Secretaría (de Comunicaciones y Transportes)”, conforme a las disposiciones de la ley en comento.