Por Fernando Tamayo

Desde las propias paredes del Congreso del Estado se ha dado a conocer que esta misma semana los ilustres representantes populares estarían dando solución al conflicto que priva en el Instituto de Acceso a la Información Pública de nuestra Entidad, donde los problemas, señalamientos y descalificaciones redundaron en que dicha institución simplemente dejara de funcionar desde hace más de un año.

Con un conflicto que no es nuevo y que incluye la falta de interés de la anterior legislatura y la falta de probidad de la actual, el IAIP-TLAX dejó desde hace mucho tiempo de velar por la transparencia y el acceso a la información pública, derechos que tienen todos los ciudadanos y que hoy son esenciales para el desarrollo de las democracias modernas, sin ellos el considerar un modelo político como democrático seria simplemente una falacia. 

Sin embargo y pese a que se ha señalado como responsables de la crisis e impasse de transparencia que sufre nuestro Estado a los propios Comisionados, considero que los verdaderamente culpables de tan lamentable “papelazo” protagonizado por Marlene Alonso, David Cabrera y Francisco Morones son los Diputados de la LXI Legislatura quienes en su momento los eligieron. 

Y es que como no culpar al Congreso del Estado que en su momento, montó todo un “teatro” llamado “evaluación” y después de conocer el resultado del sínodo determinaron elegir a los tres que hoy dieron cuenta de su falta de capacidad y compromiso para guiar las riendas de la transparencia en Tlaxcala. 

Lo anterior viene a colación dado el hecho de que los actuales legisladores pretenden cesar a los tres comisionados y llamar a los suplentes, dando con ello por concluido el tema de la crisis que priva en dicho Instituto, sin observar con claridad, que el problema no radica en estos tres personajes cuyas limitaciones están más que evidenciadas sino que el proceso poco claro establecido por la LXI legislatura expusiera que fue erróneo. 

Si los actuales legisladores pretenden verdaderamente dotar de legitimidad a dicho órgano garante de la transparencia y acceso a la información y fortalecerlo, deberán reconstruirlo desde el principio, designado a verdaderas figuras cuya capacidad en dichos rubros este más que comprobada, generando un proceso de selección e evaluación verdaderamente efectivo y transparente y no, montar el teatro de sus antecesores cuyos resultados están más que expuestos. Esperemos que los actuales congresistas tengan la visión de reparar desde la raíz el daño realizado al IAIP-TLAX y en esta crisis logren generar una oportunidad que lo fortifique y lo convierta en una institución pilar en la democracia tlaxcalteca. Al tiempo.    

Desde la barrera

Irónica resultó la manifestación convocada por los “transportistas locales” quienes a través de la limitación del servicio público a los usuarios de distintas regiones de la entidad pretendieron exigir al Gobierno Local la eliminación de las llamadas plataformas virtuales que hoy se encuentran en franca competencia, sobre todo porque con dicha medida, varios tlaxcaltecas que tuvieron la necesidad de trasladarse de un punto a otro se vieron obligados a usar precisamente los servicios que hoy los protestantes repudian. ¡Vaya paradoja!  

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