Democracia, simulaciones o caos
3 de diciembre - 2018

Por David Pérez Toriz

La definición de democracia puede tener diversas vertientes según la corriente ideológica e etimológica pero en lo general es el poder del pueblo entre ellas la democracia participativa es una forma de democracia en la que los ciudadanos tienen una mayor participación en la toma de las decisiones políticas que les otorga tradicionalmente la democracia representativa, es decir quien los gobierna. La democracia participativa permite a la ciudadana mayor democracia representativa pero menor que en la llamada democracia directa o democracia semidirecta.

Como parte de esa democracia para los mexicanos no es nuevo se habla o citada en la literatura y bibliografía utilizada y plasmada por las corrientes sociales, humanistas, historia etc; puede definirse con mayor precisión como un modelo político que facilita a la ciudadanía su capacidad de asociarse y organizarse de tal modo que puedan ejercer una influencia directa en las decisiones públicas pero eso lo vemos en la literatura donde se han escrito muchos textos, ensayos, ponencias conferencias, el razonamiento del asunto es llegar a la práctica, la funcionalidad e incluso su operación.

Pero, por que mencionar y subrayar estos conceptos e incluso definiciones, ello radica en que desde que se eligió un nuevo sistema de gobierno político el pasado 1 de julio que pregona una democracia y esperanza para el pueblo mexicano será tiempo que se ponga atención y más aún cuando a parir de este 1 de diciembre del año en curso entró en vigencia.

Ya hemos tenido algunas muestras de ello, se manifiesta por medio de una diversidad de mecanismos, como presupuestos participativos, consejos vecinales, comunales o consultas populares como la construcción del aeropuerto y el tren Maya. Será una etapa más del nuevo gobierno federal basado en el proyecto fundamental de la democracia participativa deliberaciones mediante el cual el pueblo con su propia participación, se ha habilitado para manifestarse por igual con puntos de vista tanto mayoritarios como minoritarios.

A la entrada del nuevo sistema político de Andrés Manuel López Obrador, insisto vigente para los mexicanos por seis años, no se puede negar que todo sistema democrático eventualmente ha de descansar en decisiones mayoritarias, pero tienen el propósito de hacer hincapié en el pleno respeto a las minorías, sus opiniones y su amplia manifestación a través de un mecanismo participativo e institucionalizado por ello el gobierno federal legitimará sus proyectos en las llamadas consultas ciudadanas.

El gobierno federal tendrá que calibrar con mucho cuidado los mecanismos de participación para que en la práctica no provoquen una fatiga improductiva de comunidades abrumadas de consultas y debates, tal es el caso de la primera reunión la semana pasada entre las personas (delegados) que representarán el gobierno federal, organizado por el estatal y municipios como invitados una reunión donde fue de presentación más que de trabajo, tan solo el tema de la inseguridad es un tema inagotable donde los presidentes municipales quedaron en las mismas en espera de que va a pasar y como vienen las cosas, lo único que tendrán que hacer por el momento será reportar todos las días lo que ocurre en sus municipios, quedándose nuevamente con el sistema penal acusatorio que no les ayuda para nada en reducir la inseguridad.

La figura de delegados debería potencializar a los ciudadanos para tomar decisiones desde la base popular a nivel comunitario y municipal, la clave sería dejar los manejos administrativos en manos de funcionarios públicos que realmente representen a la gente, sin embargo, existe un gran contraste en esos nombramientos porque esos cargos son asumidos por vivales de la política, camaleones políticos, chapulines de la política que solo incurren en la simulación y con el tiempo se ven envueltos en escándalos de corrupción, nepotismo, autoritarismo, daño patrimonial.

Ojala, hoy en día se haga valer la participación popular permitiendo la supervisión comunitaria de estos funcionarios y establecer procesos derogatorios (revocación de mandato) aplicables a quienes incumplan los mandatos que su elección implique desde senadores, diputados federales, diputados locales estos han dejado mucho que hablar desde su arribo al congreso local, y desde luego aquellos presidentes municipales que tenga reclamos de sus propios ciudadanos, regidores, síndicos, delegados, presidentes de comunidad.

Los ciudadanos tienen un conocimiento mucho más íntimo a nivel local de las necesidades de la población que ningún grupo de políticos desde un gobierno altamente centralizado como hoy en día se prende hacer podría saber de las problemáticas locales. Con la figura de las delegaciones no hay duda que muchas de las ocasiones se convertirá en el teléfono descompuesto solo dirán o reportarán lo que les convenga, pero no lo que está ocurriendo, las cosas serán a modo y lejos de ganar la confianza de la gente podría generarse un caos perdiéndose la legitimidad de las instituciones, los organismos sectoriales, las empresas y los gobiernos principalmente el federal con la cuarta trasformación.