Chapulinaje político… El engaño social
9 de febrero - 2018

Por José Luis Ahuactzin

Campañas van campañas vienen y los políticos siguen con promesas sociales, cual cheque al portador pero sin fondos.

El hartazgo social, la desconfianza y el demérito a la actividad, se ha generado principalmente por el chapulinaje político, la falta de una ideología, de valores, de congruencia, pero sobre todo por privilegiar intereses de familia, de grupo o personales.

En breve tendremos en las calles de todo, en el territorio estatal un sin número de candidatos de izquierda, de derecha, de centro, lo mismo independientes, de posicionamientos light o de ultra defensa.

Basta recordar que en la elección del 2016, cuando se renovó la actual Legislatura local, de 25 diputados, se registró un abstencionismo de 298 mil 959 electores, por alguna de las causas anteriores.

Pero si de políticos hablamos, con qué cara saldrán a pedir el voto cuando solo utilizaron a los electores para llegar al cargo y luego olvidarse de ellos porque solo les interesó engañar a la gente.

Por ejemplo, la panista Minerva Hernández Ramos, actualmente es diputada federal por el Estado de México, hoy busca ser senadora por Tlaxcala bajo las siglas del PAN, de la derecha, olvidando que su impulso inicial como política fue en el PRD, bajo el cobijo de Alfonso Sánchez Anaya, el ex priísta que abanderó la gubernatura por el Sol Azteca.

O bien, la senadora Martha Palafox que surgió de las filas del PRI, pero lo abandonó al pasar al PT y convertirse en senadora, luego a Morena con quien logró la candidatura a la gubernatura en el 2016; y al final se ha declarado como perredista en el senado de la República.

De la misma suerte Lorena Cuéllar Cisneros, dos veces diputada local y ex presidenta municipal de la capital por el PRI, luego pasó al PRD y se convirtió en candidata al gobierno estatal en el 2016, y ahora bajo las siglas de Morena, PT y el PES busca la candidatura a diputada federal por el tercer distrito electoral.

Florentino Domínguez, aspirante al senado de la república, primero surgió de las filas del PRI, fue diputado federal, luego pasó al orticismo bajo las siglas del PAN, y como buen militante arrepentido regresó y fue diputado local, para que ahora sea precandidato a senador por el PRI.

Otro ejemplo es el de Guadalupe Sánchez Santiago, hija del ex gobernador emanado del PRI, Emilio Sánchez Piedras, fue diputada federal por las siglas del tricolor, abandonó al partido y pasó a las filas del PAN para convertirse en candidata a diputada plurinominal y actualmente desempeñar el cargo de diputada local; ahora buscará la candidatura a diputada federal por el PAN en el tercer distrito electoral.

Y como estos ejemplos la lista es interminable, pero lo cierto es que a los políticos poco les importa la ideología de los partidos, y sus estatutos, sino más bien es el interés personal a costa de los engaños a los electores, y seguramente los veremos desde otra curul.