Sensatez en la vida
6 de febrero - 2018

Por Ranulfo Rojas Bretón

Leyendo el salmo 89, dice una expresión que me impactó: “Enséñanos los que es la vida y seremos sensatos” y es que me pareció que la súplica del salmista evocaba la incapacidad para saber con exactitud lo que es la vida. Porque muchos pensamos especialmente en la cultura moderna que vivir es dedicarse a trabajar, a acumular, a comprar bienes y se siente insatisfacción cuando no se tienen los medios necesarios para vivir y pareciera que quien no tiene los medios según “necesarios” pues simplemente no vive. Y es que la sociedad de consumo nos mete en la mente la idea de que debemos comprar. Recuerdo un libro titulado “Compro luego existo” parodiando el “Cogito ergo sum” “Conozco, luego soy” de Descartes. En ese escrito se hace pensar que quien tiene para comprar se siente realizada, se siente que es alguien.

Sin embargo, ya muchos nos han insistido que la vida es otra cosa. Sócrates insistía en que riquezas, fama, poder, en manos de ignorantes lleva a la ruina, que la auténtica virtud se da en el conocimiento, de aquí que la virtud se identifique con el conocimiento y el vicio con la ignorancia. Y efectivamente así lo hemos constatado, quien tiene mucho dinero pero poca ciencia y sabiduría pues se dedica a malgastar y así como le llega el dinero así se le va y normalmente lo gasta en excentricidades y en exageraciones. Ejemplo de ello son los clásicos narcos, gente pobre que dedicada al narco de la noche a la mañana se han hecho de millones de dólares y lo gastan colgándose cadenas gruesísimas de oro que rayan en lo ridículo, relojes gigantes, pistolas con cachas de oro, casas super lujosas pero sin idea.

La vida es otra cosa según nos ha enseñado mucha gente y no tiene nada que ver con dinero, poder, placer o belleza física tal como lo anuncia el mercado moderno, más bien se trata de ver cómo usamos el dinero, el poder, el placer o la belleza o sea que fin le damos a éstos que son solo medios. Jesucristo en su Evangelio nos dice que nos hagamos ricos de aquello que vale ante los ojos de Dios, dinero invertido en ayudar a los necesitados, tiempo dedicado visitar a los enfermos, a consolar a los tristes, conocimientos que ayudan al desarrollo de la gente, a curar necesidades, tiempo dedicado a colaborar con los grupos y organizaciones. Invertir en compartir lo que tienes, lo que sabes y lo que puedes a aquellos que necesitan de ti. Dejar de pensar en “nosotros” para pensar en “los otros”. Dejar el pensamiento egoísta para asumir el pensamiento altruista. En una palabra “vivir con sensatez”.

Y esa vida con sensatez significa etimológicamente vivir con sentido o aplicando los sentidos a lo que se hace, pero tiene el significado real de vivir de acuerdo a las virtudes fundamentales llamadas también cardinales, dentro de las cuales la más importante sin duda es la prudencia y que según Aristóteles significa hacer lo que se debe hacer, en el momento en que se debe hacer y del modo en que se debe hacer.

Prudente diría Aristóteles es el que busca el justo medio en todo “en el medio está la virtud” define Aristóteles, “ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre” como decimos todos, vivir una vida de moderación, libre de los excesos porque se falla por exceso o por defecto, falla el despilfarrador y por eso se le llama “pródigo” pero falla también el avaro por no dar, por no ser generoso.