Silencio
29 de marzo - 2017

Por Mauricio Hernández Olaiz

Eso es todo lo que se ha escuchado, silencio. Un silencio tan intenso que enchina la piel, de rabia, de tristeza, de decepción, un silencio que por momentos apaga hasta el alma, uno que mejor nos pone a pensar, en si lo que hacemos, vale la pena.

Claro que lo vale, no importa que esos que guardan silencio no lo aprecien o les importe, porque, seguro estoy, ese silencio es causa de complicidad e ignorancia. Porque cuando una vida es arrebatada lo peor que puedes hacer es guardar silencio, porque te denigra, te señala, te mancilla.

Silencio, es todo lo que se ha escuchado por parte del gobierno que encabeza Peña Nieto sobre los tres homicidios de periodistas en lo que va de este mes, siendo el de Miroslava Breach el más sonado, pero no por ello el más doloroso. La campaña de terror contra la prensa se intensifica ante la total indiferencia de los encargados de salvaguardar su seguridad.

Cualquier pérdida humana es lamentable, pero en México es ya una preocupante tendencia a la alza. No hay día que no aparezcan fosas con restos humanos por doquier, personajes anónimos que al igual que Miroslava en algún momento estorbaron al poder, 43 estudiantes que siguen siendo referente de la complicidad, de cientos de informadores que hoy son recuerdo por el simple hecho de ir en busca de la verdad, por destapar cloacas de podredumbre, ambición, poder y dinero.

Da lo mismo que sean cloacas de políticos, narcos, secuestradores, al final son uno mismo, emparentados en su gusto por lacerar, corromper, maniatar, asesinar.

Por todas las redes sociales se encuentra uno con portales de información, de todo tipo, pero lo que más indigna es que la sociedad, como su gobierno, guardó silencio, pocos en verdad mostraron su indignación o rechazo del artero crímen de la corresponsal de la Jornada, bueno hasta muchos sectores de la prensa igual callaron, incluso las marchas de protesta de los comunicadores en distintos estados fueron patéticas, con solo un triste puñado de reporteros que mostraban su legítima inconformidad.

Tlaxcala no fue la excepción, solo unos cuantos. Aunque a comparación de otras entidades por acá las agresiones no pasan de desencuentros verbales, agresiones y amenazas, eso no quiere decir que la prensa local esté exenta de sufrir un atentado, porque hoy ser periodista en México es profesión de alto riesgo, pero a diferencia de otras de ese ramo, es mal pagada, poco reconocida y hasta vilipendiada.

Dicen que atentar contra un periodista es atentar contra la libertad de expresión, yo creo que atentar contra cualquier persona es atentar contra la lógica y la razón, es mostrar el propio atraso de nuestra nación, pero cuando se trata de un miembro de la prensa se muestra, no solo lo bajo del régimen, sino de toda la sociedad, México no puede escalar cuando para los ojos de su comunidad es ya natural, una fosa, 43 y cientos de periodistas muertos.

El silencio no es opción, es una invitación a repetir el hecho, aquí o allá, no importa quién, no importa porqué. No esperemos a que nos llegue en casa, no esperemos uno más para ahora si hacer algo, no esperemos otro para colgar el luto en nuestro diario, estación o portal. Cierto, la prensa es un gremio harto dividido, no solo en Tlaxcala, en todo el país, por eso siguen matando, por eso el silencio no atenta, por eso la verdad completa nunca será escrita, por miedo, complicidad o ignorancia.

En épocas electorales hasta el homicidio es politizado, es triste, pero todo lo que sume a las campañas, por negras que sean, son bienvenidas en los cuartos de guerra, que exactamente eso son.

Tres sexenios de Horror..

Durante el año de 2016, 11 periodistas fueron asesinados en México, de acuerdo a las cifras presentadas por la organización Artículo19; En lo que va del mandato de Enrique Peña Nieto se contabilizan, con las tres de 2017, 33.

Parece que el ataque a periodistas recrudeció a partir de la llamada «Guerra contra el narco» del presidente Felipe Calderón, pues fueron 48 los comunicadores asesinados en el país, de diciembre de 2006, mes en el que Calderón tomó el mandato, hasta el año de 2012 cuando le cedió el poder a Peña Nieto.

Mientras que en la era Fox; del año 2000 a noviembre de 2006, se registró la muerte de 25 periodistas.

Dato histórico…

El primer homicidio de un periodista, del que se tenga registro, fue el de José Trinidad Mata Mora, director del periódico el Avante de Puebla, el 23 de abril de 1939, solo que en aquella ocasión si se supo quién fue el autor intelectual del crimen, y no gracias a una investigación policiaca, sino porque el propio perpetrador envió una corona de Flores a la casa del periodista, incluso antes de que la familia supiera que había muerto.

Tal acto de clarividencia fue del entonces gobernador Poblano General Maximino Ávila Camacho, cacique de Teziutlán, protegido de Lázaro Cárdenas, y hermano del también general Manuel Ávila Camacho, entonces candidato a la Presidencia de la República.

Muchas personalidades y periodistas de la época solicitaron que se investigara al gobernador; y se nombró una comisión de diputados y senadores que, casi de inmediato, exoneró totalmente a Maximino porque la sección 15 del gremio de periodistas lo había declarado un amigo sincero.