Maquillaje de la realidad
13 de marzo - 2017

Ranulfo Rojas Bretón

La conciencia de “ser polvo y al polvo volver” nos remite a una convicción: “todos morimos”. “nadie puede aumentar un solo momento a su vida” dice el salmista y la realidad lo confirma. Si bien hemos incrementado el índice de vida, y hoy vivimos en promedio más que las generaciones del pasado, que enfrentaron pandemias como la viruela, la peste negra u otras que diezmaron a la población. Además, nosotros no hemos enfrentado conflictos bélicos como en el pasado con las dos grandes guerras mundiales, o en cada país las guerras internas. Es verdad que si enfrentamos nuestras propias batallas y que la ciencia y la cultura nos han dado la posibilidad de incrementar más los índices de vida. Sin embargo, la conciencia de muerte no deja de estar presente, por más que la queremos disfrazar o maquillar.

Las generaciones modernas no gustan hablar de términos relativos a la muerte, al sufrimiento, al dolor, a las penas, gustan más bien, de vivir una “cultura rosa” donde todo es “like”, donde para todo hay “Photoshop”, es decir, “maquillaje a la realidad”. No se trata solo de la realidad Facebook en la que gustamos de maquillar nuestra realidad física, realidad social, realidad familiar y hasta nuestra realidad emocional. Ahí encontramos a mamás “amorosas” que se desviven por sus hijos, a quienes llaman “sus tesoros”; encontramos a hijos e hijas que “dan la vida” por sus padres a quienes reconocen como las “mayores bendiciones” recibidas de Dios y así cada uno maquilla su realidad y “sorprenden” con publicaciones emotivas, sentimentales, llenas de profundidad y hasta de misticismo. Y si hay cosas que “no gustan” pues simplemente les damos “bloqueo” y nos deshacemos de cosas “desagradables” y “tóxicas” para nuestro “bienestar”.

La realidad Facebook es “tan hermosa” que cualquiera puede pensar que se vive en un mundo fantástico. Lástima que se trata de un “mundo de fantasía” porque la misma mamá que escribe maravillas de su hijo –que en muchos ni siquiera sabe leer- no dedica nada de su tiempo para atenderlo, para conocer su realidad, sus necesidades, sus aspiraciones, a la mamá le interesa el que “sus seguidores” reconozcan su publicación y le den “like” porque a mayor número de “like” se le genera producción de “dopamina” que le hace sentir la emoción de “ser tomada en cuenta” y lograr reconocimiento, entonces corresponde con un “emoticon” de carita feliz. Curiosamente le reconocen “su publicación” porque “su realidad “real”” es totalmente desconocida y nadie sabe –excepto sus muy cercanos- que la relación con su hijo o hija en muchos casos es distante, tormentosa, insatisfactoria e inexistente. Lo mismo sucede con hijos que publican maravillas de sus padres, a los que casi ni ven o que ni siquiera mueven un dedo por transformar la realidad, a veces, lamentable en que viven sus padres.

El Photoshop ha servido para cubrir lo que no queremos ver y ha servido para tratar de olvidar algo que está siempre presente: pobreza, enfermedad, dolor, depresión, insatisfacción y sobre todo, la realidad llamada: Muerte.

Necesitamos desprendernos de la tentación de “no querer ver” porque la “ceguera espiritual” es más terrible que la “ceguera física”. El error más grave que Jesús condenaba es el de aquellos que “no querían ver”. El Papa en su mensaje de cuaresma hablando de la parábola del rico y el pobre Lázaro die que el pecado mayor del rico no es ser rico sino que para él, Lázaro “era invisible” no lo quiso ver.

Con esta cultura de Photoshop nos vendría bien aprender a vernos “sin maquillaje” y aprender a ver la realidad así como es para poder transformarla y trabajar para que deje de ser como es y comience a ser como deseamos que sea.