P. Ranulfo Rojas Bretón

Del 14 de febrero que se celebra el día del amor y la amistad, ahora se prolonga la celebración a todo el mes. Algo realmente bueno si de verdad se quieren exaltar los valores del amor. “El amor, dice San Pablo, disculpa sin límites, confía sin límites, espera sin límites, soporta sin límites”. “sin límites” es la característica del auténtico amor, porque en nuestra “modernidad líquida” donde parece que no hay nada consistente, nada serio, nada formal, anunciar el amor parece una “utopía” o algo de ciencia ficción. ¿Quién ama “sin límites”, disculpando o perdonando, confiando, esperando y soportando “sin límites”?

Bueno parece de ficción porque en los tiempos “líquidos” el amor no escapa de ello, pero, ejemplos de amor que perdona, que confía, que espera y soporta “sin límites”, los encontramos a menudo e incluso de manera ordinaria se presentan con verdadero heroísmo. Conozco el caso de un matrimonio que sufrió mucho para poder lograr un embarazo y cuando después de varios intentos de embarazo, logró uno que fue viable, pero que obviamente era de alto riesgo, y por tanto, requería cuidados excesivos; no escatimaron en ellos y la esposa pasó varios meses en cama y era acompañada del esposo que no dudaba en bañarla, cambiarla, llevarla al baño, darle todos los cuidados hasta que por fin, llenos de felicidad, lograron tener en sus brazos a una linda niña que hoy es una brillante jovencita.

Historias y testimonios seguro que todos tenemos y que podemos disfrutar al conocerlos y al compartirlos. En nuestro entorno hay historias de parejas que enfrentaron adversidades, grandes dificultades por lograr llegar a casarse y vivir la vida con la persona que siempre creyeron que es la persona indicada. También recuerdo a un familiar que una vez vio a una muchachita que le robó el corazón y dijo: “con esa chaparrita me voy a casar”. Efectivamente hizo todo lo que estuvo a su alcance para poder acercarse a ella, para conquistarla y finalmente fue su esposa. De esta hermosa relación nacieron dos niñas aunque lamentablemente un accidente lo privó de la vida y tuvo que partir, pero dejó cumplido su sueño.

El amor “sin límites” si bien es escaso, no está en extinción, aún con toda un entorno difícil y complicado que presume las relaciones fugaces, que presenta el ideal de los coleccionistas de amoríos en los que esta semana estás con alguien y la otra con otra persona y así sucesivamente, la verdad es que el amor puro, único y exclusivo se sigue disfrutando y ante las constantes separaciones de parejas, siempre aparecen los eternos enamorados que muestran que sí se puede vivir el amor.

Los límites, dicen muchos, esos solo están en el cerebro, los límites uno se los pone y en el amor es lo mismo, si una pareja ama de verdad y construye una relación de verdad, con luces y sombras, con fracasos y éxitos, con tristezas y alegrías, compartiendo todo lo que uno es, lo que siente y lo que piensa y se pone como meta “el infinito y más allá”, seguro que tiene grandes posibilidades de lograrlo. Quienes van al matrimonio “a probar” “a intentar” “a ver qué pasa” “a ver por cuánto tiempo”, esos difícilmente lograrán llegar lejos, porque nunca se propusieron llegar lejos. Para llegar lejos hay que proponerse llegar lejos. Por eso, cuando en una ceremonia escucho decir: “yo te acepto como mi esposa y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, amarte y respetarte todos los días de mi vida”. Decir TODOS implica cada día y sobre todo decirlo desde el corazón, con la convicción de querer lograrlo, me parecen las palabras más hermosas que un hombre puede decirle a una mujer y una mujer al hombre. Lo único que pienso es Dios, ayúdales a lograrlo.