Bendecido por Dios
10 de octubre - 2016

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Ranulfo Rojas Bretón

Si es cierto que es necesario ser agradecido con Dios o con la vida como acostumbramos decir, yo creo que para ser agradecido lo primero es tener la conciencia de que uno es bendecido por Dios. Si yo no me doy cuenta de lo que tengo, y de lo que a cada momento recibo, difícilmente podré agradecer lo recibido. El pasaje de los 10 leprosos que Jesús cura, de los cuales solo uno de ellos se da cuenta de que ha sido bendecido por Dios y regresa a dar gracias es muy elocuente. Podemos ir por la vida recibiendo favores pero tal vez no me dé cuenta que todo ello son bendiciones y por tal motivo no tome conciencia de lo que recibo y mucho menos pueda darme la oportunidad de ser agradecido.

Para poder tomar conciencia de las bendiciones que uno recibe, una manera es ver a gente con carencias, tomar conciencia de que mientras yo tengo algo hay quien no lo tiene y como no me doy cuenta pues no lo agradezco. Por ejemplo, llegar a casa y tener algo de comer en la mesa, cuando sabemos que hay mucha gente que no tiene nada para comer, que sufre por hambre, me debiera hacer ser agradecido con Dios. Dios me bendice con familia, con gente que me quiere y con la posibilidad que me da de querer y amar a muchas personas, pero como no tomo conciencia de ello, simplemente no lo agradezco. Dios me bendice con trabajo, y yo lo sé, hay muchas personas que no tienen trabajo, que han pasado mucho tiempo buscándolo, y tal vez yo no lo agradezco. Dios me bendice con el sol, con la luna, las estrellas, con las flores, con una hermosa mañana, con una noche estrellada, con una lluvia, con el arcoíris y sin embargo, no me doy la oportunidad de agradecer.

Tal vez nos encontremos con amigos para comer y uno se sorprende cuando le dicen: no puedo comer cerdo, o carnero, o mariscos, o grasas, o sal, o azúcar, o no pueden tomar nada de alcohol, en fin muchas limitaciones a causa de enfermedades y uno puede comer de todo, pero no somos agradecidos.

Tomar conciencia de que la bendición de Dios se muestra en cada momento y que nos hace capaces de ver, de oír, de gustar, de oler, de tocar. Dios que nos da la capacidad de conocer, de amar, de ser libres, de realizar lo que uno quiera, en fin, Dios que nos llena de bendiciones y que está a la espera de que seamos agradecidos.

Es tiempo de intentar agradecer todo y a todos. Agradecer a Dios, agradecer a la gente que nos rodea, agradecer a la gente que nos ama, que nos quiere, que nos ayuda. Tal como el Papa Francisco dice: “no importa que durante el día, mil veces tengas que decir gracias, no importa tú di gracias”. Y en un prefacio de misa dice: “aunque nuestras bendiciones no aumentan tu gloria, es un regalo tuyo el ser agradecidos”.

Debemos entender que aunque hay gente que por trabajo o por obligación nos sirven, nos despachan, nos atienden, nos enseñan, eso no nos excusa de decir: ¡Gracias! La gente tendrá otra actitud si de nuestros labios salen palabras de gratitud y más si esas palabras son acompañadas con una sonrisa, con una mirada cálida, con una actitud empática. Nada más feo que un gesto agrío, con razón el profeta Isaías escribe: “cuando destierres de ti el gesto amenazador y la palabra ofensiva, entonces brillará tu luz como antorcha en el desierto”. Por eso la mejor actitud que debemos cultivar es la de ser agradecidos por todo lo que recibimos.

La conciencia de ser bendecido hará que cambie nuestra manera de ver la vida, porque no falta quien se vea castigado por la vida o hasta olvidado por Dios, cuando en verdad Dios siempre nos está bendiciendo aun cuando estemos viviendo experiencias difíciles y hasta trágicas, Dios siempre tiene bendiciones para nosotros.