10 de octubre - 2025

Especialistas alertan sobre rezagos en atención psicológica mientras jóvenes buscan ser escuchados.
Por Stephany Rodríguez
Cada vez más jóvenes en Tlaxcala hablan abiertamente de ansiedad, depresión y estrés, rompiendo con el silencio que durante años rodeó la salud mental. Sin embargo, el acceso a atención psicológica y psiquiátrica sigue siendo limitado y desigual, condicionando la posibilidad de pedir ayuda.
“Estamos viendo una generación más consciente, pero también más presionada”, explica la psicóloga Carolina Vázquez, especialista en orientación juvenil. “Las redes sociales, la presión académica y la incertidumbre laboral afectan el bienestar emocional. Aun así, el acompañamiento institucional sigue siendo insuficiente.”
La brecha en la atención
Tlaxcala se encuentra entre las entidades con menor cobertura de médicos psiquiatras en México. Según datos de la Secretaría de Salud (SSA, 2025) y del análisis de la analista de datos Monserrat, durante 2024 la entidad contaba con apenas 6 especialistas, lo que equivale a una tasa de 0.46 por cada 100 mil habitantes, muy por debajo del promedio nacional de 1.15.
“La atención psiquiátrica en Tlaxcala es insuficiente para la demanda existente”, señala Vázquez. “No basta con campañas de prevención; se necesitan espacios constantes y accesibles, sobre todo en escuelas y universidades. Muchos jóvenes solicitan ayuda, pero se encuentran con largas listas de espera o simplemente no hay a quién recurrir.”
La especialista advierte que esta brecha coloca a Tlaxcala al nivel de estados con graves rezagos como Quintana Roo (0.49), Guerrero (0.30) y Chiapas (0.30), mientras que entidades como Ciudad de México concentran la mayor disponibilidad, con 505 especialistas y una tasa de 5.49 por cada 100 mil habitantes (SSA, 2025).
Una generación que pide ser escuchada
Paulina, estudiante universitaria de 22 años, reconoce que hablar de salud mental aún genera incomodidad en su entorno:
“Cuando le dije a mi familia que quería ir a terapia, me preguntaron si estaba ‘loca’. A veces cuesta hacerles entender que también es parte de cuidarse.”
Luis, de 19 años, asegura que el principal obstáculo sigue siendo el estigma:
“En mi escuela se burlaban si alguien decía que iba al psicólogo. Pero muchos lo necesitan. No debería dar pena.”
“La salud mental no debe ser un tema de moda, sino una política pública constante”, enfatiza Vázquez. “Tlaxcala tiene jóvenes dispuestos a hablar, pero falta un sistema que los escuche y los acompañe.”
Pese a los desafíos, los jóvenes tlaxcaltecas comienzan a impulsar una nueva narrativa: cuidar la mente como parte del bienestar integral. Conversar, acompañarse y pedir ayuda se han convertido en actos de valentía.
“Hablar de cómo nos sentimos ya no debería dar miedo”, concluye Paulina. “Si lo hacemos, más personas entenderán que cuidar la salud mental también es quererse a uno mismo.”
