SIN BRÚJULA
25 de agosto - 2022

Por Edgardo Cabrera

El deporte no tiene brújula en esta Triste Historia, al igual que otros tantos temas y sectores, es una suerte de ocurrencias y creencias, no se evalúan los resultados y ello deriva en repetir los errores que le cuestan al erario.

Es el caso del voleibol playero, ignoramos sí se trata de un berrinche y capricho personal, o un asunto de negocio para un grupúsculo. Con todo y que su primer experimento resultó en un fracaso, no hubo la pregonada promoción turística de Tlaxcala, tampoco ganancias, solo pérdidas, alrededor de 5 millones de pesos -de los 20 millones de pesos que invirtieron– salieron bailando. 

Las cifras las dieron ellos, no nosotros. Primero cuando presentaron el evento hablaron de la millonaria inversión, entre recursos federales y estatales; al concluir el certamen realizado en marzo pasado, también ellos dieron el monto de la derrama (15 mdp), de ahí que llama la atención que ahora en agosto al anunciar la segunda edición del mismo espectáculo, la gobernadora Cuéllar dijera que las ganancias son “incalculables”, ¿incalculables?, así justificará en la cuenta pública el gasto de ese dinero público.

El torneo fue un mal negocio para el estado, seguramente no para los dueños de los negocios aledaños al primer cuadro de la ciudad capital donde se ubica uno de los restaurantes de la familia de la secretaria de Turismo, tampoco para los que tuvieron exclusividad en el hospedaje de los atletas o los que rentaron los carritos de golf para los traslados.

DEL CALOR AL FRÍO

En eso de las incongruencias, el segundo capítulo previsto para el año 2023 será en octubre, no en marzo como el primero. Entre ambos meses hay un abismo climático: frío y calor. ¿Habrán proyectado que el uniforme de los atletas es el traje de baño?

Lo que resulta aún más cuestionable es esa promesa de fomentar el deporte del voleibol playero entre los tlaxcaltecas, para ello prometieron construir siete canchas en municipios y enviaron 900 toneladas de arena a los lugares donde se les pegó la gana, uno de ellos Hueyotlipan, donde a cinco meses las montañas del material lucen abandonadas.

No solo lo anterior, tuvieron la “genial” idea de “convertir” canchas de futbol rápido, como en el parque de la juventud de la capital, en areneros, porque eso son, distan mucho de cumplir con los requerimientos técnicos y deportivos de una cancha. Hablamos que mandaron al diablo a los futbolistas (el deporte preponderante en la entidad), les cancelaron un espacio para dar pie a algo que nadie, o casi nadie ocupa.

Tras el desperdicio de arena y la falta de un proyecto claro, para el próximo año de nuevo se activará el negocio turbio de la compra de más material, la promesa de más canchas y el abandono de deportes arraigados tanto culturalmente como por nuestras capacidades y cualidades físicas como el atletismo, beisbol, futbol, ciclismo e incluso el basquetbol donde hay incluso casos de éxito en el plano internacional.

En Tlaxcala no hay nieve para practicar el esquí, como tampoco hay mar para el voleibol de playa, ¿no sería lógico empezar por fomentar la modalidad de salón?, o darle mantenimiento y mejorar lo que ya existe, como esa alberca enlamada del IDET que “presumió” el que cobra como dirigente estatal de Morena, en un intento desesperado por cacarear los logros de la cuarta transformación.