Por Fernando Tamayo

Cuando se habla de Seguridad Pública siempre se ha buscado politizar el tema pretendiendo siempre culpar a alguna autoridad o funcionario ya sea en funciones o cuyo periodo ha concluido.

Sin embargo, el tema de la seguridad va más allá de politiquerías y politizaciones que a nadie importa y mucho menos beneficia. Se ha sostenido en esta columna que uno de los fines del Estado es la de proteger a sus gobernados, quienes deciden ceder parte de su voluntad, en pro de gozar de una paz y tranquilidad sociales.

En esta tesitura lo ocurrido en Xicohtzinco donde en una manifestación falleció una persona ha pasado los límites de lo permitido con base en una gobernanza que simplemente no se ve. Podríamos encontrar un sin fin de culpables, si la Secretaría de Gobernación no ha cumplido su labor, si la Guardia Nacional debió actuar en consecuencia, si es responsabilidad del alcalde incapaz de llegar a acuerdo con los inconformes, etc, etc.

La realidad es que nada justifica la pérdida de vidas y solo deja de manifiesto que la impunidad se ha apoderado de la administración de justicia, cuando una persona es capaz de detonar un arma de fuego en contra de otra, a pesar de que existe un centenar de personas alrededor sin mayor empacho, algo debe de analizarse en la composición del tejido social.

No, no se trata de buscar culpables, que sin duda debe haberlos, sino entender que la seguridad pública o ciudadana va más allá de un partido político, de un personaje o un mandatario, transita por la cultura social, la expresión de los ciudadanos que ven con coraje lo qué pasa en la vida pública de sus localidades.

Urge generar acciones y políticas públicas que restablezcan la tranquilidad y paz sociales no solo en dicho municipio sino en todo el territorio tlaxcalteca, donde participen todos los sectores de la población y tengan como finalidad recomponer un tejido social qué día a día se resquebraja de manera alarmante. Al tiempo

Desde la barrera

Hablando de temas de Seguridad, sirva este espacio para exigir justicia por el lamentable fallecimiento de la abogada y activista poblana Cecilia Monzón a quien tuve el gusto de conocer desde hace muchos años y saber de su peculiar manera de combatir las desigualdades. Esperemos que pronto las autoridades de Puebla logren esclarecer tan lamentable acontecimiento que desnuda de cuerpo entero la situación que se vive en el país. 

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