SE VA, SE VA…
12 de mayo - 2022

Por Edgardo Cabrera

No es que Edgar Tlapale quiera, sino porque el lorenista Tribunal de Conciliación y Arbitraje lo desconoció como dirigente por su desaseada asamblea en la que se amplió seis años su gestión, debe entregar las riendas del Sindicato 7 de Mayo en medio de un ambiente de enconos entre la base trabajadora.

El saliente le sirvió a los priístas Mariano González y Marco Mena, en febrero del año 2020 y con la complacencia de este último, mediante una treta organizó una asamblea mediante la cual se amplió su periodo, el gusto le duró dos años.

Finalmente, la nueva triste historia lo doblegó por medio de Conciliación y Arbitraje, pero no solo eso, en los últimos meses perdió simpatías entre los agremiados, las revisiones contractuales con ayuntamientos están paradas, nadie los defiende ante la ola de despidos, bueno, hasta su fiesta de aniversario fue una decepción, lejos quedó el tiempo de las comilonas, los regalazos y el show que, en algunas ocasiones, hasta incluyó espectáculos con semidesnudos.

Desde el lunes no han parado las reuniones en el sindicato, cuya dirigencia ahora está acéfala, el grupo de Tlapale trabaja para mantener el control con alguien afín por lo que apresuraron la emisión de una convocatoria extraordinaria para la renovación, pero la elección la marcaron hasta el 22 de julio, sin embargo, el grupo de trabajadores afines a Cuéllar alistan la toma del edificio sindical y la expulsión de la dirigencia desconocida adelantando la asamblea electiva.

LAS PLAZAS

Contra Tlapale hay graves señalamientos por la venta de plazas, no necesariamente hablamos de dinero, sino de acuerdos mediante los cuales se abrieron nuevas basificaciones a cambio de otorgar un porcentaje a los “patrones” y otro al propio sindicato.

El caso más sonado es el Congreso local, tras un largo litigio acordaron repartirse 34 plazas con sueldos de hasta 35 mil pesos quincenales; 19 puestos fueron asignados a familiares, amantes, ex esposas, esposas y amigos de los ex diputados locales, las 15 restantes entre la base trabajadora.

En noviembre, la nueva legislatura desconoció el pacto con el gremio y cancelaron esas posiciones, fueron despedidos y, ni Tlapale, ni los sindicalizados metieron las manos, no hubo protestas o muestras de solidaridad, lo único, la promesa de la defensa jurídica de las plazas, pero no de quienes fueron beneficiados.

MÁS PLAZAS

Pero no fue el único caso, en los ayuntamientos se repitió la práctica, no solo fue en el año 2021 tras la conclusión de las anteriores administraciones, ha sido una práctica recurrente.

Por ello no es extraño que, como ocurrió en el Congreso local, en Huamantla el alcalde Salvador Santos cortó la relación laboral con 87 empleados, sin que el dirigente metiera las manos por ellos, porque sabe que la mayoría fueron negociadas, más no concursadas entre los mismos trabajadores de confianza que llevan años luchando por su basificación.

El de Huamantla se fajó los pantalones, estudió el caso, porque al desconocer el tribunal de conciliación la toma de nota de 2020 de Edgar Tlapale, los acuerdos legales como la entrega de plazas se tambalea. La misma circunstancia ocurre en Chiautempan con otra treintena de despedidos por las mismas causas.

Y dentro de toda esta pugna sindical, quienes ya se frotan las manos es la pareja de Guadalupe Rodríguez y Pedro Erazo, ambos dirigieron y se sucedieron el Comité, pero con la llegada de Tlapale fueron hasta expulsados, también esa determinación ya fue revocada en tribunales, por lo que para ellos llegó la hora de la revancha… al tiempo.