OLVIDADO
22 de abril - 2021

Por Edgardo Cabrera

Ausente de cualquier planteamiento de campaña se encuentra la creación de la Fiscalía General de Justicia de Tlaxcala, asunto en el que ni los que juraron hacer historia, ni la llamada mafia del poder, han puesto interés.

La reforma de 2008 a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia procesal penal, consideró básicamente crear un sistema acusatorio y sustituir el inquisitorio, por lo que se fijó un plazo de 8 años para ponerlo en operación en todo el país; los cambios son diversos, pero uno de ellos era quitarle a los ejecutivos el control en la procuración de justicia.

Así desapereció la PGR y se creó la Fiscalía General de la República, en cascada vino la creación de sus pares en los estados del país. De manera penosa, solamente Hidalgo y Tlaxcala no lo han hecho; la última entidad que realizó una reforma en la materia fue Baja California Sur el año pasado.

Recordemos que a escasos meses de la entrada en funciones de la actual legislatura local de mayoría morenista, en 2019, hubo un intento por terminar con la omisión y poner a la entidad en igualdad con el resto del país, hasta un foro realizaron, pero todo quedó en un sueño guajiro, sus intereses pudieron más y terminaron por frenar la reforma.

Tampoco al ejecutivo estatal le interesó, dejó que siguiera corriendo en estos cuatro años la figura de la Procuraduría General de Justicia del Estado, ahora estamos a cuatro meses de que concluya el mandato de Marco Mena y parece imposible cambiar la institución, menos que se nombre a un fiscal, máxime que ello implicaría meterle ruido a la sucesión al implantarle un funcionario incómodo que incluso trascendería en tiempo de encargo al nuevo gobierno. 

Pareciera que el tema resulta espinoso, sin embargo, antes de que empiecen las ocurrencias de quienes aspiren a ser diputados locales, entre ellas crear nuevas oficinas públicas o cargos que se convertirán en elefantes blancos como la “fiscalía anticorrupción”, primero deben revisar lo que hay y las omisiones en las que está Tlaxcala, ojalá tomen nota.

COSCORRÓN

En el Congreso del estado, el diputado panista Israel Lara llegó con la espada desenvainada, tan pronto tomó protesta en el cargo en sustitución de Omar Milton, subió a la tribuna y arremetió contra sus pares que llevan casi tres años en el cargo.

Les dijo lo que no pocos señalan en la calle, que la actual es la peor legislatura y que es una pena que hayan ocupado su tiempo en reformas de relumbrón, como esas de declarar patrimonio cultural hasta el pan de fiesta con helado, en lugar de entrarle a los temas de fondo.

El saco se lo pusieron los morenistas Ramiro Vivanco y Víctor Castro, este último se aventó la puntada de mandarlo a “estudiar”, antes de erigirse en patrón del Congreso, y en eso tiene razón el oriundo de Tzompantepec, eso de prepararse les falló a todos, lástima que ya se van, eso sí, como nuevos ricos. 

ADHESIONES

No hay semana que pase sin que Anabell Ávalos sume a morenistas inconformes con la simulación de su proceso interno, solamente en campaña suman algo así como 30 agrupaciones y liderazgos, entre ellos varios que fueron engañados con participar en igualdad de condiciones, sin embargo, jamás conocieron ni los registros válidados, menos las encuestas.

Ello también habla de la ausencia de una operación cicatriz y de la inexistencia de un trabajo de partido, porque simple y sencillamente no hay nadie que se ocupe de la tarea institucional dentro de Morena.

Entre los últimos inconformes adheridos al proyecto de la candidata de Unidos por Tlaxcala, se encuentra Alejandro Romero Durán, precandidato en Terrenate; Guillermina Molina Sánchez, de Totolac, Claudio Flores Espina de la CCI, José Hernández Sosa de Ixtacuixtla, Adrián Xochitemo Pedraza de Tepeyanco, José Tomás Morales Jiménez, de Contla, el ex diputado Obdulio Magdaleno Sánchez y Martín Pérez Hernández “El Conejo”, ex candidato a la diputación por el distrito 14 por Morena, entre otros.

La suma seguirá, aunque hay que decirlo, algunos llegan solos, únicamente con su nombre, porque carecen de estructura y trabajo, otros, como los anteriormente citados, sí traen capital para aportar a la campaña.