LO QUE FALTABA
24 de junio - 2020

Por Edgardo Cabrera

Parece que la naturaleza no da tregua, a la pandemia por Covid-19 que sufrimos, ayer se sumó un terremoto de magnitud 7.5 con epicentro en la localidad de Crucecita, en el estado de Oaxaca, cerca de Huatulco.

En Tlaxcala lo sentimos fuerte, al igual que otros 18 millones de personas de estados del Centro y Sur del país.

La calma rutinaria por el confinamiento se rompió a las 10:29 horas en Tlaxcala con el fuerte movimiento que ocurre a tres años de aquellos otros dos sismos, el 7 y 19 de septiembre del año 2017, cuya medición oficial fue de 8.1 y 7.1 de magnitud, respectivamente, y que dejaron un saldo de 369 muertos, 250 mil damnificados y 180 mil viviendas dañadas.

De ahí que la alerta de este martes nos recuerda tantos pendientes que existen por los eventos pasados.

NI LOS DE MAFIA, NI LA 4T

Recordemos que los sismos de 2017 dejaron importante daños a monumentos históricos de Tlaxcala, así como a viviendas.

Para el caso de los inmuebles, considerados patrimonio histórico por el INAH, ni el anterior gobierno federal priísta, ni el actual de Morena han concluido los trabajos de reconstrucción.

El principal monumento a la ineficacia y dejadez gubernamental lo tenemos en la Parroquia de San José, en pleno centro capitalino.

Lo último que supimos fue un recorrido realizado en agosto del año pasado y que solo sirvió para el lucimiento de la súper delegada Cuéllar, así como para promesas de concluir con los trabajos; a casi un año no hay nada.

En la entidad resultaron afectados 134 inmuebles, y según el INAH, 60 por ciento se atendieron entre 2017 y 2018, en tanto que los 53 restantes, entre ellos San José, prometieron concluir las acciones de reconstrucción y restauración con recursos del Fondo de Desastres Naturales (Fonden), por cierto, el mismo fondo que ha sufrido los embates de la 4T, incluso semanas atrás hablaron de desaparecerlo.

En suma, el sismo de esta mañana abre el baúl de los pendientes que se tienen y que se ve muy lejano que se atiendan, máxime cuando los recursos federales tienen otras prioridades: los programas clientelares asistencialistas, las necesidades en materia de salud, la crisis económica que padecen millones de mexicanos y, por supuesto, los mega proyectos presidenciales del Tren Maya, el nuevo Aeropuerto metropilitano y la Refinería Dos Bocas.  

ALERTA

Por cierto que en eso del agitado y apocalíptico 2020, estamos en plena temporada de huracanes y se prevé concluya hasta el próximo 30 de noviembre.

Existe temor por parte de las autoridades, debido a que posibles evacuaciones incrementen el número de contagios por Covid-19, hablamos que ahora, más que nunca, población y autoridades deberán estar coordinados para actuar en caso de emergencias, y ya lo hemos visto en Tlaxcala, las primeras tormentas han dejado afectaciones menores, no ha pasado de encharcamientos, granizadas y daño a pocas viviendas con techos de lámina, sin embargo aún no llegan las lluvias más fuertes.

Y a todo esto, en el Congreso ya veremos si este año tienen de nuevo el descaro de etiquetarse para el 2021 más de 500 millones de pesos (ya lo plantearon) del fondo que denominan “de resarcimiento a las finanzas municipales”.

Para el próximo año los ayuntamientos en verdad requerirán de recursos de forma directa en sus presupuestos para acciones a favor de la población y que el dinero llegue de forma íntegra y no condicionado a cambio de moches.