7 de cada 10 ciudadanos que salieron a votar el pasado 5 de junio están en contra del PRD y su ex candidata Lorena Cuéllar Cisneros. Del lado del gobernador electo Marco Mena el porcentaje obtenido lo obliga a continuar con la política de alianzas. Y la madurez de otros candidatos abona a la civilidad que requiere el estado para seguir adelante

Por Edgardo Cabrera

A colación del cómputo final y bajo la misma lógica utilizada por el lorenismo, hablamos de que 7 de cada 10 ciudadanos que salieron a votar el pasado 5 de junio están en contra del PRD y su ex candidata Lorena Cuéllar Cisneros.

Los datos oficiales así lo demuestran, sólo 31.07 por ciento de los sufragios fueron para ella, mientras que más del 66 se inclinó por otra opción:

33.51 lo hicieron por Marco Mena, 18.96 por Adriana Dávila, 6.5 por Martha Palafox, 4.49 por Edilberto Algredo, 2.76 por Felipe Hernández, 1.7 por Jacob Hernández y 0.76 por Marco Antonio Hernández, mientras que 3.15 por ciento anuló su voto.

Con datos duros queda demostrado que la senadora con licencia no convenció al electorado, o al menos, a la mayoría que necesitaba para ganar.

Son muchas las razones pero quizá una de tantas es que aún la identifican como priísta, partido con el que construyó su carrera política, por lo que no todos se tragaron su discurso en contra del régimen tricolor, menos cuando sus principales operadores son o fueron miembros del Revolucionario Institucional.

Gobierno plural

Ahora bien, del lado del gobernador electo Marco Mena el porcentaje obtenido lo obliga a continuar con la política de alianzas que promovió desde su candidatura.

Ayer mismo, tras recibir la constancia de mayoría, el priísta adelantó que el suyo será un gobierno plural, sabemos en este sentido que desde que se impuso en la elección del pasado 5 de junio empezó a construir puentes con sus adversarios de la contienda y con los grupos que en su momento los apoyaron.

Por eso no es casual que en su primera declaración como gobernador electo haya hablado de pluralidad, aunque habrá que esperar a que concluya el proceso electoral y se dirima la lucha legal que emprenderá el PRD en su contra, para saber a ciencia cierta cómo pretende integrar la próxima administración estatal.

A colación

El líder nacional del PRD anunció que defenderá a Lorena Cuéllar en su postura de no reconocer el resultado de las elecciones, mientras que Manuel Cambrón y la ex candidata a la gubernatura realizaron una manifestación en las instalaciones del ITE (a la que por cierto no asistió ni Agustín Basave ni Jesús Ortega), para exigir el recuento total de los votos de la elección, lo cual fue negado por la mayoría de los miembros del Consejo.

Por donde se vea, los amarillos carecen de pruebas contundentes y por ello recurren a los actos de presión y chantaje. Sencillamente desprecian los canales institucionales.

En su desesperación por arrebatar un triunfo que jamás tuvieron, han propiciado confrontaciones innecesarias, una división que no merece Tlaxcala.

Desde el 5 de junio las encuestas de salida de Mendoza Blanco & Asociados, Mitofsky y Parametría, le dieron la ventaja a Marco Mena; al día siguiente, el PREP de igual forma le dio una tendencia favorable y el cómputo de ayer domingo confirmó los datos, por lo que carece de sentido la narrativa perredista de enojo social.

Aplanadora aliancista

Los resultados hablan por sí solos: de los 60 ayuntamientos, el PRI y sus aliados ganaron 32 comunas, el PRD con el PT 14, el PAN 10, el PAC 2, el PES 2, y 2 comunas fueron para candidatos independientes.

En el caso de las diputaciones locales, el PRI y aliados ganaron en 7 distritos, el PRD 3, el PAN 2, el PT 1,  el PS 1 y el Panal 1.

Madurez

Afortunadamente, la madurez de otros candidatos, como Adriana Dávila, Martha Palafox, Edilberto Algredo y Jacob Hernández, que aceptaron el sentido de la votación, abona a la civilidad que requiere el estado para seguir adelante, y evidencia el juego perverso de quienes solo buscan el poder por el poder.

Resulta infantil y absurdo que el derecho de pataleo de Lorena Cuéllar y su partido se lleve al extremo de la resistencia (por ellos mismos anunciada) y al desorden social (de lo cual se hacen los miopes cuando incurren en actos vandálicos como los de la semana pasada cuando atentaron contra personal del ITE y bienes de los consejeros).

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