Por Rafael Hernández Hernández*

El nuevo sistema de justicia penal acusatorio y oral privilegia el respeto a los derechos humanos, además de que los procesos serán más directos, ágiles y transparentes.

Entre las marcadas diferencias del nuevo sistema, que benefician a la sociedad en general, está la presunción de inocencia, en un marcado contraste con el sistema inquisitorio que considera la presunción de culpabilidad. En los hechos, lo anterior significa que ahora la justicia respetará plenamente los derechos humanos.

Además, los juicios orales son públicos, lo que permitirá ver en forma directa la actuación de los jueces. Este elemento, sin duda, provocará que la justicia sea más transparente. Anteriormente, los procesos tenían una mayor duración y ahora se resolverán en meses. Por ello se habla de que la justicia será más pronta y expedita.

Con el sistema que en poco tiempo será caduco, el juez de primera instancia no conoce el caso sino hasta la audiencia de juicio; en cambio, a partir de la entrada en vigor del nuevo sistema penal y con la nueva figura del juez de control, éste conoce el caso desde el principio para velar por los derechos humanos de las partes, lo que significa que la justicia conoce y controla el proceso antes de la audiencia.

Antes, el juez de primera instancia no tenía participación en la ejecución de la sentencia y, ahora, con la nueva figura del juez de ejecución de sentencias se verifica que el fallo sea aplicado correctamente y que los derechos humanos se respeten.

Con el anterior sistema, los procesos se desahogaban en varias audiencias, en tanto que a partir de ahora, el principio de concentración establece que los procesos se desahogarán en una sola.

Hasta antes del nuevo sistema penal, la prisión preventiva era una regla, a diferencia de ahora en que esta medida será sólo aplicada en casos excepcionales. El imputado asistirá a su juicio en libertad. En los hechos, esto se traduce en una impartición de justicia que respeta los derechos humanos.

Anteriormente, prevalecía el juicio antes de las soluciones alternas. Con el nuevo sistema, los mecanismos alternos de solución de controversias se privilegian y sólo un porcentaje mínimo de casos deberá llegar a juicio. Entonces, ahora habrá una justicia que privilegia el diálogo.

Tras lo expuesto, cabe señalar que el nuevo sistema de justicia penal en gran medida favorece los derechos que tienen todos los imputados en un delito y que, derivado de la nueva reforma, se debe decir que es una justicia real que beneficiará a todos los que en ella intervienen.

De igual forma, merece la pena comentar que los nuevos juzgadores deberán de estar debidamente capacitados pero que, además, tendrán que poseer un inquebrantable compromiso social y una notable sensibilidad y capacidad de concientización para beneficio de toda la sociedad tlaxcalteca.