Suspiros de Fiesta Brava
1 de junio - 2014

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Por Gerardo Orta

Hablar de la Fiesta de los Toros no representa un reto sencillo.

La defensa de la Fiesta Brava se ha convertido en una tarea difícil para los taurinos, pues en plena era de las redes sociales y las tecnologías digitales, los ataques son cada vez mayores, lamentablemente, sin conocimiento de causa.

En contraste, los espacios y foros culturales dedicados a la tauromaquia, reviven el interés y el gusto de aficionados, e incluso, de curiosos que se asoman al mundillo taurino cautivados por su esencia y belleza, enfermándose del bien llamado mal de montera que muchos padecemos.

Exceptuando lo que pasó hace unos años en Barcelona, los ataques han resultado inútiles para la real dimensión económica, cultural, e histórica que representa, aún en nuestros días, la fiesta de toros.

Como escribió Rafael Loret de Mola en su Pregón Taurino de 2013, “La fiesta está viva y hondas son sus raíces contra el viento y marea de las cursilerías anglosajonas”.

La Fiesta de los Toros vivió hace unos días, una racha negativa en cuanto a toreros enviados al hule por los percances sufridos en el ruedo, frente a la cara del toro.

Joaquín Vidal escribió, “El Toreo es Grandeza”, pero a ello agrego, el toreo es cosa seria. Lo ocurrido hace unas semanas es un hecho inédito en la historia reciente de la tauromaquia, que lo único que demuestra, es que para arrimarse al toro, no cualquiera.

No es broma ni existen desventajas del toro como muchos afirman, pues en el ruedo, lo mismo puede morir el toro que el hombre.

Defender la fiesta brava no sólo es acudir a las plazas a ovacionar toros y toreros, es entenderla, sentirla, paladearla.

Ahora que los ataques ridículos y carentes de argumentos atentan contra la tauromaquia, las muestras de fe, valor y majestuosidad de nuestra fiesta, engañan las descompuestas embestidas de los denominados, “antitaurinos”.

Con base en el contexto taurino actual, afortunadamente México cuenta con una renovada baraja de toreros que ha despertado el interés de los viejos y nuevos aficionados.

Con un boyante Joselito Adame encabezando la lista de valientes toreros mexicanos, el fuego de la Fiesta Brava comienza a calentar el ambiente taurino para lo que podría significar, el inicio de un capítulo dorado en la historia del toreo en México.

Toreros como Arturo Saldivar, Sergio Flores, Diego Silveti, Juan Pablo Sánchez, Juan Luis Silis, José Mauricio, y desde luego, Fermín Rivera, han ofrecido una bocanada de aire fresco a nuestra tauromaquia.

Sin embargo, aún están lejos de compararse con sus pares de aquellos años mozos del toreo en México, en los que la afición se volcaba a las plazas al conjuro de los Armillita, Castro, Procuna, Garza, Silverio, y Arruza, entre otros.

Defender la fiesta brava nos compete a todos, toreros, aficionados, empresarios, autoridades, y periodistas que gozamos de la tauromaquia.

Gocemos pues de nuestra fiesta, exijamos el espectáculo de calidad, y convirtamos a Tlaxcala en una de las sedes más importantes del país en lo que respecta a la defensa de la tauromaquia.

¡Que viva la fiesta más bonita, la fiesta de toros!