Eso lo dijiste tu, no yo: Lerdo
12 de febrero - 2020

Por Alfredo González

Vaya Lerdo el que mal dirige a la disque Unión de Transportistas, un empedernido Luis Texis que voltea su convicción como tortilla en comal a plena conveniencia, una auténtica veleta que se niega a soltar la mamila que los ha alimentado durante años al amparo del monopolio que mantienen en el transporte público. 

El individuo, le cantinfleó y dio maromas para tratar de salir al paso de los cuestionamientos sobre su protesta en la calle Allende, allá donde exigían ser los únicos amos y señores del monopolio del transporte, pues a leguas se nota el miedo de no querer competir con sus unidades viejas y costosas tarifas. 

Y si, es verdad que son un quiste tan añejo como sus vehículos, mínimo una década o dos ya pesan en los hierros de sus arcaicos taxis, sus unidades de transporte inseguras que ni mecate traen para sujetarse en el viaje, de esos que ya parecen montaña rusa con los «gorilas» al volante…buena ocurrencia en redes llamar así a algunos primitivos chóferes.

Para salir al paso, el clon de Miguel Hidalgo (como también lo bautizaron las benditas redes), quiso dar cátedra de economía, álgebra e historia… Atinando a comparar el gremio transportista con la venta de tomates, camisas y legumbres… En algún tuvo razón, el arguende no conoce de gremios señor. 

La cosa es que dijo que no se quieren monopolios, ni dueños absolutos del transporte… Aguas con pisar sus callos don Texis…pues dice que están abiertos a la competencia pero en la realidad les aterra el competir en una batalla que de por sí ya llevan perdida. 

Ah, por cierto, que alguien le diga al diputado Piedrota que no sea atascado…pues cual cuino se embarró hasta la sien con su puntada de ser juez y parte en la disyuntiva, mire que eso de poner leyes a modo y ser permisionario es no tener ni tantita madre… 

Gandallita 

Toda una fichita ha resultado una seño que ha sido protagonista de varias denuncias Ciudadanas que lamentan su habitual trato hostil contra los usuarios y empleados de la Secretaría de Salud en el estado, seño que ya arrastra una quincena de años enquistada en el servicio público atormentando a miles de personas. 

Se trata de la encargada de Servicios de Salud de la Jurisdicción Sanitaria con sede en la capital, Beti H, de quien cuentan muchos y muchos más, hostiga y acosa a sus dirigidos, subalternos y todo el que se atraviesa, quienes son blanco de su acoso laboral al grado del hartazgo. 

Además, dicen por ahí que se trajo viejas mañas que arrastra desde su paso por el extinto Oportunidades, Prospera y cuanto nombre le pusieron al asistencialismo, donde hizo lo que quiso bajo la presunta complacencia de Ricardo, Clara, Marina y la multiseñalada Beatriz. 

Algo peor sucede con los usuarios del sector salud, quienes ya en varias ocasiones hace lujo de su despotismo y groserías para brindar una cálida atención… Una chulada de colección. 

Bien valdría la pena que la Secretaría de un vistazo al tema, pues de no tomar la importancia debida podría ser un dolor de cabeza el despotismo que priva ahí en una oficina de Boulevard del Maestro en la capital, desde donde más de 20 municipios la padecen al tener que lidiar con la Fichita. 

El caminito 

Una auténtica caja de pandora la que se abrió el pasado viernes en la colonia Francisco Sarabia de Calpulalpan por los colonos irritados, pues le enseñaron el caminito a todas las comunidades y colonias del estado de como imponer su voluntad por encima de la autoridad. 

Bastaron 24 horas de privar de su libertad al edil, técnicamente un secuestro cuyo costo de rescate fue una bomba de agua… Síntoma inequívoco de que a una política de gobierno barata corresponden artimañas y soluciones baratas… Aún cuando vengan de Monterrey como su bomba. 

Queda claro que esta en evidencia la incapacidad de varios alcaldes para concertar y acordar, su falta de interés por lograr satisfacer las necesidades básicas de sus gobernados… Y entonces ¿para qué carajos los eligieron?, me pregunto. 

Sin lugar a duda, lo de Calpulalpan sienta un precedente de una relación de coacción entre la autoridad y el pueblo, donde ya será canasta básica el secuestro y otras finuras para obligar a que algo ocurra.