ENTRE FILIAS Y COMPROMISOS
6 de febrero - 2020

A colación del tercer principio de Morena, el de la traición, el magistrado presidente sabe muy bien de lo que habla cuando asegura que durante sus dos años de administración se regirá sólo bajo la consigna de “no mentir y no robar”

Por Edgardo Cabrera

El recién estrenado presidente del TSJE Fernando Bernal fue enfático: “sí simpatizo con Morena”, dijo al ser entrevistado el martes en Mesa de Redacción, no sólo eso, sino que en “congruencia” con los principios de dicho instituto político se comprometió a reducirse el sueldo.

Pero también el magistrado habló de “no mentir y no robar”… 

-¿De traicionar?, se le cuestionó.

-“Nada más ahí me quedé”, respondió.

Y precisamente estas primeras declaraciones retratan lo que ocurre en el Judicial, la profunda desconfianza que existe desde arriba y que -por un lado- impacta en los justiciables y, por el otro, devela los excesos con los que se conducen en dicho poder

Bernal no tiene nada de nuevo, ciertamente es un viejo conocido y conocedor del mundo de la justica, le ha tocado estar detrás y delante del escritorio (como él mismo lo dijo). Litigó, recientemente, su propio asunto y logró su reinstalación como magistrado, lucha que mantuvo con tres legislaturas distintas.

Ahora le toca estar “administrando la justicia”, ya no será el litigante o el juzgador, y es ahí donde precisamente tendrá su mayor reto, empezando por transparentar la asignación de un bono “especial” producto de la devolución de impuestos al TSJE y que terminó en las bolsas de los magistrados. Hay una grabación que evidenció el reparto discrecional y la aceptación de su antecesor, Mario Jiménez, de dicho acto.

También Bernal se comprometió a documentar y precisar el origen, uso y destino de ese recurso, al igual que otras “joyas” más como la compra de vehículos nuevos en un procedimiento oscuro, tan oscuro como el sótano donde luego fueron a parar las unidades…¿a qué le temían?

Pero quizá donde pueda dar el primer ejemplo tangible y muestra de cambios es el compromiso de reducirse los 213 mil 994.52 pesos que tiene asignados como percepciones mensuales para este año, hablamos de 8 mil pesos más a lo presupuestado en el 2019. Al restar impuestos, el presidente del TSJE se lleva a su bolsa, libres, 148 mil 882 pesos.

En concordancia con sus principios “morenistas”, y la ley de remuneraciones aprobada en el plano federal que establece que ningún funcionario público puede ganar más que el presidente de la república, hablaríamos que el ajuste tendría que ser por debajo de los 162 mil 111 pesos (111 mil 990 pesos sin impuestos) que gana López Obrador.    

Los primeros compromisos están, ahora le corre el tiempo a Fernando Bernal para concretarlos y ganarse la confianza de la opinión pública, en cuanto a los justiciables, su mayor reto será la corrupción, y como dice AMLO, las escaleras se barren de arriba para abajo… veremos.

¿TRAICIÓN? 

A colación del tercer principio de Morena, el de la traición, el magistrado presidente sabe muy bien de lo que habla cuando asegura que durante sus dos años de administración se regirá sólo bajo la consigna de “no mentir y no robar”.

Basta revisar los antecedentes de quienes lo acompañan en el Pleno, no sólo eso, de quiénes forman parte del Consejo de la Judicatura.

La realidad es que todos han puesto por delante sus intereses personales, algunos por el poder y otros por servirse del poder, o cómo explicar que, sin excepción, los magistrados le hayan entrado al reparto de puestos, algunos metieron con sueldos de jueces a sus parejas sentimentales, otros a sus hijos.

Y si la cabeza hace eso qué se espera del resto de los funcionarios judiciales, diputados, políticos y hasta dirigentes partidistas que metieron a la nómina a los suyos, ó amarraron jugosos contratos como proveedores.  

Pero en todo esto la constante es el de la traición, porque con todo y las canonjías del momento, sus intereses económicos y políticos los han movido a asestar golpes a quienes fueron en su momento aliados, es decir, la lealtad no existe.

Héctor Maldonado fue derrocado (ahora sabemos) porque no repartió parejo, los primeros que lo traicionaron fueron las magistradas con las que presumía gran amistad.

Mario Jiménez no fue ratificado (nadie alzó la mano a su favor) porque en apenas ocho meses se excedió en el reparto. Hasta filtraciones de información repartió para curarse en salud.

Fernando Bernal fue nombrado por dos años como presidente, pero, ya vimos, su futuro depende de las calenturas de la camarilla que ocupa el Pleno y así será al menos hasta que en 2021 y 2022 el Congreso determine si remueve o ratifica a los 6 magistrados sobre quienes pesa el fantasma de la traición.  

Fernando Bernal entre filias y compromisos, así podríamos calificar su reciente llegada a la presidencia del TSJE; bajarse el sueldo mandaría una buena señal pero no debe ser lo único que cambie en la era de la 4T en el poder judicial.

Posted by gentetlx on Wednesday, February 5, 2020