Por Fernando Tamayo

La semana pasada en el programa Mesa de Redacción se contó con la presencia del Diputado Local y Coordinador de la Bancada del PRD en el Congreso del Estado Miguel Ángel Covarrubias, quien se refirió a las reglas de operación publicadas por el Ejecutivo del Estado sobre los programas para él fortalecimientos de los municipios, quien, si bien es cierto accedió al poder gracias a la alianza PAN-PRD hoy a dejado claro su apoyo total a la bancada mayoritaria morenista.

Fiel a su estilo populista y demagógico el célebre  “representante popular” decidió argumentar que la aprobación de dichas reglas de operación era una barbaridad y atentaba en contra de los intereses de la ciudadanía.

Al respecto vale la pena hacer algunas reflexiones. Si bien es cierto el Congreso Local puede modificar a su libre albedrío el presupuesto del Estado de conformidad con su facultad legislativa, también es cierto que la posibilidad de disponer de recurso público para entrega directa no se encuentra establecido en las normas, y que de la misma manera el Ejecutivo sí está autorizado para publicar las reglas de operación que determine pues así se lo  establece la facultad reglamentaria que le confiere la ley.

Por otro lado y más allá de que el Ejecutivo pretenda limitar el acceso a dichos recursos a la ciudadanía, resulta evidente que las reglas de operación tienen como finalidad asegurar que dichos recursos lleguen verdaderamente a quienes los necesiten, evitando en todo momento, el manejo discrecional de los mismos por parte de los legisladores.

Lo anterior derivado de los antecedentes existentes tanto en el Congreso Federal, como los señalamientos que presumieron la entrega de “moches” por parte de alcaldes para verse favorecidos.

Así, el Diputado Local evidencia su visión cortoplacista y limitada sobre el ejercicio del poder público, olvida por completo que las autoridades sólo pueden hacer lo que la ley les permite y que, el repartir recursos públicos discrecionalmente no forma parte de sus facultades. El argumentar que el Ejecutivo pretende limitar el acceso de dichos recursos a los tlaxcaltecas es una verdadera barbaridad, cuando es evidente que lo que busca con la publicación de dichas reglas de operación es que cualquier tlaxcalteca sin distingo partidista o interés particular pueda de manera general acceder a dichos beneficios.

Al Diputado deberíamos recordarle que si verdaderamente su preocupación fundamental es el desarrollo de los tlaxcaltecas no debería preocuparse por los recursos públicos a los que los ciudadanos pueden acceder a través de un programa, basta sólo con cumplir su responsabilidad legislativa, fiscalizadora y de gestión, la cual por cierto hoy, ha sido bastante deficiente. 

Esperemos que pronto los Diputados dejen de lado las trivialidades y se pongan a trabajar en las responsabilidades que la ley les marca claramente y dejen de evidenciar su estado de necesidad pecuniario. Al tiempo.

Desde la barrera 

Todos los legisladores locales han quedado a deber y no es de extrañarse. A todos ellos les recuerdo “quien quiere hacer algo, encuentra el medio. Quien no, la excusa.” Déjense de señalamientos, descalificaciones y pretextos y cúmplanle a todos aquellos que confiaron en ustedes. Eso sería suficiente para ayudar al pueblo de Tlaxcala.

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