Rapiña pejista
26 de septiembre - 2018

Por Edgardo Cabrera

En los pocos días del gobierno (porque ya gobiernan) los pejistas han sacado a relucir lo peor de ellos, se trata de una encarnizada lucha interna, o mejor dicho, la rapiña del poder.

La visita del presidente electo Andrés Manuel López Obrador los retrató de cuerpo entero, el protagonismo del equipo de Lorena Cuéllar, así como sus lamebotas y lenguas viperinas, ha generado enconos al interior del Movimiento de Regeneración Nacional, y para muestra el denominado “foro proceso Tlaxcala-Puebla de escucha para la construcción de la paz y la reconciliación nacional”.

Desde el pre-foro realizado la semana pasada y al que estuvieron invitados connotados empresarios tlaxcaltecas, la desorganización derivada de la lucha interna generó un mal sabor de boca para los asistentes.

Algunos de esos hombres de negocios nos confiaron que las pugnas iban desde ridículas peleas por la disputa de sillas entre los invitados del dirigente de Morena Joel Molina y los de Lore, hasta inconformidades por los temas que debían ser incluidos en la agenda del foro.

Ayer, ya en el encuentro, las cosas no fueron diferentes, la convocatoria dejó mucho que desear y más que víctimas, se pudieron apreciar cientos de acarreados que simplemente fueron hacer bulto para montar una escenografía para el representante de AMLO, aún así apenas si lograron ocupar la mitad del lugar sede ya que muchos de los asistentes al pre-foro prefirieron no ir para evitar otro sinsabor.

Los organizadores eran bastantes, hablamos de muchos generales y poca tropa. Lo mismo daban órdenes los representantes nacionales de Morena, que los del equipo de transición, los líderes locales y hasta los cercanos a la familia de López Obrador, recordamos que a uno de sus hijos, Gonzalo, le fue heredado el reino de Tlaxcala por su padre.

Y al final sacaron conclusiones que estaban previamente elaboradas y que simplemente forman parte del tinglado montado para tratar de legitimar las decisiones que impondrá el partido hegemónico.

En conclusión, lo del martes es una probadita de lo que veremos en los próximos seis años donde la rapiña interna estará al orden del día.

La buena

Mientras las pugnas internas ensombrecieron la visita del tabasqueño, en contraste el presidente electo dio muestra de madurez política al sostener un largo encuentro con el gobernador Marco Mena, así como con su gabinete y representantes populares.

En la amplia cobertura de medios nacionales se destacó la buena relación entre ambos mandatarios, quienes sostuvieron dos reuniones: una privada y otra de trabajo con el gabinete legal y ampliado, en presencia de los representantes de los poderes Legislativo y Judicial, diputados locales y federales, y por supuesto, Senadores de la República.

Lo destacable en ambos encuentros fue la disposición al trabajo coordinado y respetuoso de los ámbitos de competencia; el interés mutuo de trabajar en unidad, por encima de otro tipo de diferencias.

Y ello se vio, precisamente, en los eventos del Presidente Electo, en los que se apreció la coordinación del equipo del presidente electo y el gobierno estatal.

Tal fue la deferencia de López Obrador hacia Mena que manifestó que los programas del Gobierno de la República son de todos, no del Gobierno Federal, de ahí que solicitó a los presentes -entre ellos los legisladores de Morena y sus aliados- asumir que, si bien Lorena Cuéllar será la representante de su administración en Tlaxcala, el Gobernador será quien los coordine.

De hecho, hubo importantes coincidencias. Por ejemplo, el Presidente Electo ofreció analizar los proyectos que le presentó el Gobernador en materia carretera, para incluirlos en el presupuesto federal de 2019. Además, le pareció muy bien el programa para combatir la pobreza planteado por Marco Mena, pues empata con la visión del próximo gobierno federal.

Evidentemente, López Obrador entiende que ya pasaron las campañas, por lo que no tuvo empacho en expresar al titular del Ejecutivo estatal su apoyo y respaldo, para que le vaya bien a Tlaxcala.

La simulación

Los negritos en el arroz fueron los diputados locales de Morena, PT y PES ya que prometieron por escrito renunciar a los privilegios económicos extraordinarios a sus dietas que van desde el pago de telefonía celular, hasta apoyos de gestión, caja de ahorro, recursos para compra de vehículos, seguros, entre algunos otros.

Para ello le entregaron al presidente un documento denominado “acuerdo de voluntad política en apoyo a la austeridad republicana”, algo que está por demás por el simple hecho de que la línea ya se las fijó AMLO de ahí que lo que les toca es ponerse a trabajar y apretarse el cinturón sin tanto cacareo.

De lo que no dijeron nada es de renunciar a los excedentes presupuestales de cada trimestre, los cuales tradicionalmente se han convertido en la caja gigantesca de los diputados quienes se reparten ese dinero a discreción.