Ruda, pero bienvenida Valiente
21 de septiembre - 2018

Por José Luis Ahuactzin

No cabe duda que las fórmulas mágicas no existen para solución de problemas, ni los bailes en Chalma para ahuyentar la mala vibra; lo que sí existe es el método y la metodología para el combate de la delincuencia.

El 11 de septiembre Eduardo Valiente Hernández rindió protesta al cargo de Comisionado Estatal de Seguridad, y hoy 10 días después, se da cuenta que tuvo una bienvenida ruda por el número creciente de asaltos a casas habitación, transeúntes, carreteros o bancarios registrados en ese lapso, que Tlaxcala sigue siendo tiradero clandestino de cadáveres, de transporte y extracción ilegal de combustible, el llamado huachicol, y aún no se observa esa experiencia del mando policial.

Su amplio currículum, y reconocimientos por el FBI de los Estados Unidos de Norteamérica, por los países de Colombia y Canadá, entre otros, no han arrojado resultados positivos; que conste que no escribí que no sirvan, pero al ciudadano común y mortal exige resultados, resultados que cuando salga a la calle y a su regreso no encuentre violadas las chapas de la entrada de su domicilio porque se metió un amante de lo ajeno.

Pero, alguien es el responsable y no dudo que “la raza” como le llaman a la tropa de la policía estatal le haya puesto no sólo el pie sino la pierna completa para hacerlo quedar mal.

Resulta que, evidentemente no tiene el control aún de forma interna que es lo más importante, pues por el celo de “comandantes o delegados” que a la salida de Hervé Hurtado, anterior titular de la CES, pensaron ser por lo menos ser tomados en cuenta para ser los próximos titulares.

Por ejemplo, debería implementar un número de denuncia ciudadana, independiente del 911 que es para emergencias, en el que se denuncie a los policías por sus malos actos, ya que es recurrente ver a patrullas con la leyenda “Policía Estatal” estacionadas fuera de domicilios particulares en Texcacoac, Chiautempan; San Gabriel y Ocotlán en Tlaxcala, o de plano estacionados al mediodía bajo árboles cubriéndose de los rayos del sol.

Es más, tan grave es su actuar que ni ellos mismos son el ejemplo de buenas conductas sociales, y que ni siquiera tienen esa lógica natural para que ellos respeten desde señales de tránsito, cedan el paso a peatones o automovilistas, o ya de plano mostrar amabilidad.

Es cierto, deben mostrar autoridad, pero eso no significa tener un rostro de pocos amigos, agresivos, y hasta groseros, porque esos simples aspectos son los que  generan confianza en la ciudadanía.

Y tampoco caer en el lado extremo, como ocurre entre algunos de ellos, que policías – hombres y mujeres- con un grado superior al de la tropa caminen por las calles céntricas de la ciudad, así literal, echando rostro a diestra y siniestra mostrando “ser bellos”.

Es ardua la labor del nuevo titular de la CES, pero deberá corregir y poner orden de manera urgente desde el interior de la corporación para el efectivo combate a la delincuencia, de lo contrario el titular será una estadística más de los funcionarios que pasen por esa titularidad.