Siempre sí
2 de febrero - 2018

Por Edgardo Cabrera

Durante las primeras horas del jueves se desplomó Elías Cortés Roa y subió Héctor Maldonado con lo que se convirtió en presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado.

Algo pasó en el transcurso de la madrugada toda vez que ya se tenía armado el acuerdo mediante el cual la presidenta saliente, Elsa Cordero, sustituiría a Roa en la Sala Administrativa para eventualmente asumir la presidencia del Tribunal de Justicia Administrativa que está próximo a instalarse.

Nos cuentan que algunos magistrados recibieron llamadas por la noche para no dejar pasar a Elías Cortés por no formar parte del grupo mayoritario de magistrados (los identificados con el ex gobernador Mariano González) y empujar con todo a Héctor Maldonado con quien desde hace muchos meses se había pactado el relevo en la presidencia.

Dichas llamadas serían de los “factores externos” que no querían que influyeran en la decisión y que finalmente sí fueron determinantes. Por cierto, dicen que esos telefonemas no vinieron del palacio de gobierno, sino del legislativo.

Otra versión da cuenta que Felipe, Rebeca y Mario hicieron berrinche porque exigían algo así como su “dote” a cambio de apoyar a Roa, y se trataba específicamente de controlar el área administrativa, algo a lo que no accedió por lo que prefirió hacerse a un lado.

Pero más allá de los trascendidos, lo realmente comprobable es que si bien Maldonado llegó por el voto “unánime” de los magistrados, todo se trató de taparle el ojo al macho para evitar el golpeteo mediático y político.

Existen serias diferencias al interior del Pleno del Poder Judicial configurándose dos bloques, el de Mary Cruz Cortés, Leticia Ramos y Elsa Cordero, junto con el propio presidente, y por el otro Rebeca Xicohténcatl, Mario Jiménez y Felipe Nava Lemus.

Mientras que quien quedó más allá del bien o el mal fue Cortés Roa que sigue firme con el plan inicial de ocupar la cabeza del nuevo Tribunal de Justicia Administrativa con lo que, al fin de cuentas, sí será presidente.

Por burro

No hubo vuelta de hoja en el PRI, los candidatos a las federales ya habían sido palomeados desde que fueron presentados en sociedad por lo que Pedrito Pérez no tenía la menor oportunidad de subirse a una contienda interna con Blanca Águila en el distrito II.

Según su partido, esa aspiración no prosperó porque reprobó la evaluación a la que fue sometido.

Y si bien los resultados de la mencionada valoración nunca serán revelados por el tricolor, lo cierto es que el ex alcalde se quiso ir por la libre para atraer reflectores, ahora seguramente se inconformará con la decisión y recurrirá a la justicia electoral en espera de revertir el fallo, algo que tampoco prosperará.

Aquí el asunto es que el tricolor repartió equitativamente los espacios entre los grupos de peso por ello el marianismo se quedó con el distrito I con González Aguirre, el II es para el beatricismo con Blanca Águila y la fórmula al senado es del gobernador con Anabel Alvarado y Florentino Domínguez.

La suerte está echada y sólo resta esperar a los registros de los candidatos a las diputaciones locales donde tampoco se esperan mayores sobresaltos.

A colación

Por cierto, a colación de lo que pasó en el TSJE y en el PRI, quedó claro una vez más que una cosa es la sana distancia y la otra el rompimiento, es evidente que el menismo y el marianismo van juntos buscando equilibrios.

Podrán existir diferencias, pero es un hecho que saben muy bien que si van juntos tienen altas posibilidades de ganar las federales y locales, recordemos que en 2016 todos daban por muerto al PRI pero la operación fue precisa, sin tanto escándalo y haciendo tiros de precisión.