Eso lo dijiste tu, no yo: ¿En qué nos convertimos?
10 de enero - 2018

Por Alfredo González Coronel

Queda claro que con el inicio del nuevo año, un año electoral, la cartera de los Partidos se abrió en aras del dispendio, del excesivo bombardeo de publicidad, utilitarios, basura y pulgas que muchos, si no es que todos los candidatos inmersos en la lucha encarnizada sin cuartel de la elección, harán en los próximos meses.

Las reglas del juego no son ni serán claras, y el árbitro electoral nunca se vestirá de pulcritud, pues como en toda competición, el juez, participantes y ganadores siempre serán los villanos, donde la víctima que siempre quedará maltrecha, desamparada con un frutsi en la mano y la torta en la otra siempre será la ciudadanía.

Y será la víctima no por el resultado de quien gane o pierda, en este momento no me interesa decir quien será peor.. el orate berrinchudo de siempre o el que nos lleva al despeñadero, el de las fiestas alegres con muchachonas o cualquier hijo de vecino más.. francamente para este caso da igual…

El problema y lo que hará que sea el ciudadano de a pie pierda es el principio básico de cualquier mercado (en este caso el electoral): la oferta y la demanda, donde de por sí los productos electorales ofertados en la boleta cada elección era ya de por sí cada vez más caros para una demanda social cada día más barata.

La situación no es para hacerse menos… hemos llegado a esos días donde las personas aceptan lo que sea y cuanto sea por «ya saben quién», cualquier vivaz que ha logrado corromper las voluntades, torcer la ley y enroscar el colmillo para lograr un huesito mas en su lista, una época de desprestigio tal a la voluntad de los electores que cada uno de los votos vale más o menos lo que cuesta un paquete de sopa; o menos, o si es que esas sopas fueron para ello.

No es muy sano ni muy correcto satanizar, acusan y casi sentenciar a los que muchos han llamado los nuevos «mapaches soperos» que han estado en boca de todos, pues si bien la entrega de esta semola embolsada pudo ser un burdo intento de tener respaldo ciudadano a las aspiraciones, también cabe la posibilidad de que no se trate de un muy desgraciado aspirante y que exista aún alguien de buenas intenciones que quiere obsequiar algo, nadie sabe a ciencia cierta cómo fue, pero como siempre todos queremos juzgar.

Lo realmente feo y decepcionante de esto, y de cada una de las últimas elecciones, es que muchos hacen cualquier cosa por lo que sea, la dignidad puede quedar de lado si la candidata o candidato me da un apoyito: tinaco, despensa, sombrilla, bolsita, franelas, playera, sopa cualquier cosa comestible y no tan consumible.

La cosa es fácil, para que haya dispendio debe haber demanda, una demanda cada día menos exigente y que se conforma con lo que sea con tal de seguir recibiendo algo a su bolsa o jacal, una prostitución total de la democracia impulsada por una comunidad o país que demanda que se corrompa la ley, que se utilice una modalidad de la delincuencia para seducir y cautivar su decisión, bien dicen algunos.. nos gusta a la mala, a lo ilegal, algo tan perverso y cochino que después será depositario de nuestras críticas y desapruebo por casi cualquier cosa, no hay duda señores… la clase política son los Frankestein del dr. Sociedad.

Vaya que hay necios

Si hay algo innegable en Tlaxcala es la predisposición hacia la fiesta y el jolgorio, en la entidad las más de 400 comunidades y santorales no encuentran cabida por completo en el calendario para agenciarse un día de fiesta, por el otro lado, la conciencia y la prudencia durante estos festejos tampoco encuentran espacio dentro del huateque..

Y es que si algo no puede faltar en rosa festividad de esta pequeña República son los tres distinguidos invitados que invariablemente serán protagonistas en todas y cada una de ellas, el Santo patrono, lo que explote y lo que atarante… la cercanía perversa y hasta cierto punto enfermizamente nociva ha tenido resultados fatales en muchos, muchos de los casos y tragedias que se han vivido a últimos años.

La necedad de los parroquianos y feligreses de quemar artilugios pirotécnicos ha tenido costos altos para sus filas, donde sin importar el riesgo para niños, adultos y personas mayores se quema a diestra y siniestra toda aquella pólvora como señal inequívoca de que en Tlaxcala le jugamos al peligro.

Basta con observar que la recomendación del INAH y Protección Civil estatal es el único llamado a misa que los feligreses desatienden, como si un poder superior impidiera que los templos religiosos dañados por los sismos colapsaran por las explosiones.

Y si las leyes de la física no aplicarán en ellos, deberían echar un vistazo a otros principios científicos básicos que les han dado reveses dolorosos en el pasado. Seguramente al lanzar cada uno de esos proyectiles que afanosamente encienden al caminar en procesiones y al salir de las homilías ni por casualidad los aborda el recuerdo de ese Jesús Tepactepec azotado por la muerte y la desgracia, un 15 de marzo que muchos no olvidamos, un día que ni las figuras de resina y yeso que veneran con fervor se salvaron de la explosión de casi medio centenar de gruesas de cohetones.

Pido disculpas si esto ofende a los seguidores del catolicismo, pero estoy seguro de que muchos más coincidirán conmigo en no encontrar una razón lógica de contravenir a la razón y la lógica y tener que utilizar de manga obligada la pirotecnia en los festejos, ¿cual es el fin?, ¿habrá diferencia entre ello y el disparar tiros al aire como fiesta de narcotraficantes?, ¿la violencia es la que acerca a la salvación y a su deidad?, ¿realmente les importa el prójimo y su bienestar al exponer a propios y extraños con ello?, ¿Moreno Barrón alguna vez reconoció que él bendijo los cohetes que explotaron aquella tarde en Nativitas?, respuestas que tal vez alguien sabe.