Saqueos
9 de enero - 2017

De nueva cuenta Apizaco trató de ser usado por vándalos para propagar psicosis en redes sociales, lo mismo ocurrió en Chiautempan. Anabell Ávalos planteó una alternativa de administración y operación de parquímetros en la capital. Los parquímetros fueron las cajas chicas de las administraciones de Huamantla y Chiautempan y así pretende seguir

Por Edgardo Cabrera

De ninguna forma se encuentran justificadas las acciones vandálicas, que incluyen el saqueo de negocios, en protesta por el incremento en el precio de los combustibles y de otros productos.

Si bien somos la mayoría quienes condenamos el alza despiadada al precio de la gasolina, el gas y varios productos de la canasta básica, no se puede aplaudir que delincuentes irrumpan en tiendas de conveniencia, departamentales o negocios particulares para robarse los productos.

El fin de semana en Apizaco y Chiautempan trató de propagarse la psicosis en redes sociales al alarmar de supuestos actos vandálicos, a la par que se realizaba una protesta pacífica en la ciudad rielera, lo anterior fue aprovechado por sujetos que ingresaron a 2 Oxxo (uno en cada población) para saquear “chelas” y botanas.

Hay que reconocer que en Tlaxcala no han ocurrido incidentes de la magnitud de los registrados en estados vecinos como Puebla, Hidalgo, Estado de México y la Ciudad de México, aquí los cuerpos de seguridad han optado por implementar operativos de disuasión que han dado resultado.

Ojalá las medidas no se relajen para evitar que terceros resulten afectados.

Las protestas son legítimas pero no sólo con marchas o bloqueos –que afectan a terceros- se puede expresar inconformidad, otras medidas como bajar el switch en el consumo de energía eléctrica, el boicot en la compra de ciertos productos ó acudir a determinados establecimientos han resultado más eficaces en otras naciones y han ganado mayor respaldo ciudadano.

Eureka

La alcaldesa capitalina Anabell Ávalos planteó una alternativa de administración y operación de los parquímetros, la idea parece obvia: se trata de que sea la propia comuna quien cobre, multe, instale y dé mantenimiento a las máquinas que asignan el tiempo de estacionamiento.

Resulta curioso que desde que se implementó la renta de la vía pública, en el gobierno municipal de Lorena Cuéllar Cisneros, se optara por un esquema de concesión opaco, en lugar de invertir en equipo que permitiera ingresos económicos directos al ayuntamiento.

A la capital le siguieron Chiautempan y Huamantla donde replicaron el mismo modelo de Lorena que consistió en darle a un particular el derecho de hacer negocio con la vía pública, pero además del que desconocen los ciudadanos y cabildos cuánto dinero ingresa a las arcas públicas y para qué se destina.

Tres administraciones municipales después parece que finalmente terminará el control de Copemsa sobre la capital donde el maridaje con los ayuntamientos no ha traído ningún beneficio directo a la comuna.

Ávalos trae el visto bueno de su cabildo para no renovar la concesión a la empresa y en su lugar adquirir los parquímetros, ojalá la iniciativa prospere pero a la par que se revise la norma que regula este tipo de estacionamientos públicos a efecto de transparentar el cobro y evitar abusos.

Huamantla y Chiautempan

En el caso de Chiautempan y a pesar de que fue promesa de campaña desaparecer los parquímetros, el ayuntamiento que encabeza Héctor Domínguez acordó mantenerlos aunque con una empresa distinta a Copemsa.

Al igual que su antecesor mantendrá el esquema de concesión, pero ahora se apuesta a Cargo Móvil con un modelo de cobro virtual, tal y como ocurre en Huamantla donde se optó por invertir en un software (por cierto mediocre) para comprar tiempo de estacionamiento en la vía pública.

La decisión de Héctor Domínguez seguramente le cobrará facturas.

En tanto que en Huamantla se habla de disminuir los espacios de Parkimovil y cambiar de empresa, por el momento el gobierno de Jorge Jasso suspendió el servicio.

No es la primera vez que el municipio titubea con dicha empresa, en el gobierno de Alejandro Aguilar se acusó de deficiente el servicio y después de la promesa de mejorarlo se regresó al mismo sistema.

Sin embargo pasaron los meses y nunca se presentó la mejora, veremos si ahora existe un cambio o simplemente se renegocia el jugoso contrato.

Al final del día queda claro que los parquímetros se convirtieron en las cajas chicas de las administraciones municipales, y si bien resolvieron parcialmente el problema de estacionamiento en los primeros cuadros de las ciudades, la administración de los recursos sólo ha dejado dudas.

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