Milagro Guadalupano
12 de diciembre - 2016

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Ranulfo Rojas Bretón

Han pasado ya muchos años de las apariciones de la virgen de Guadalupe, en el 2031 se cumplirán los 500 años de ese acontecimiento y cada año el 12 de diciembre sigue despertando grandes sentimientos del pueblo mexicano, en cada rincón del país de muchas maneras se manifiesta el gran cariño a esta advocación. Miles y miles de peregrinos llenan las carreteras para manifestar su amor y su devoción. Para no católicos o no creyentes tal vez sea molesto pero todos sabemos que la religión es uno de los baluartes de un pueblo. La ecuación, México – Guadalupe son inseparables. Muchos sociólogos han afirmado: “México es eminentemente católico y 100% por 100% guadalupano”. El ícono de México sin duda es la virgen de Guadalupe. Los no católicos, o no creyentes pueden argüir muchas cosas pero la historia de México no está separada del fenómeno guadalupano y por más que se ha querido desacreditar, cada día, arraiga más la presencia de la imagen guadalupana como parte de la identidad de nuestro pueblo. Habrá quienes critiquen lo que pasa en México y lo llamarán producto de la pobreza y del subdesarrollo que vivimos como pueblo pero difícilmente podrán hacer a un lado de la historia de México y del presente todo lo que implica el fenómeno guadalupano.

Mucho de la historia y vida de México está asociada al “fenómeno guadalupano” para México la virgen de Guadalupe se convierte en la expresión más elevada de la maternidad, no solo es madre, es protectora, es defensora, es motivación para enfrentar obstáculos y retos. También es un elemento sagrado que según muchos, permitió la consolidación de México. Es muy difícil y casi imposible entender a México sin la virgen de Guadalupe. Ella ha estado presente en los acontecimientos históricos más importantes: en los inicios de la evangelización, en la independencia, en la revolución, en la guerra cristera o persecución religiosa. Ha sido muy significativa en el fenómeno migratorio que vivimos y padecemos, pues los migrantes toman a la virgen de Guadalupe como su protectora para poder pasar y atravesar los numerosos peligros. Los migrantes mexicanos y centro americanos han propiciado la difusión de su culto en todos los Estados Unidos. Ahora muchos americanos, peregrinan a México y tienen como destino obligado la Villa de Guadalupe.

La virgen de Guadalupe sigue haciendo que año con año estos días se conviertan en acontecimientos de amor patrio, los colores con los que se manifiesta el amor del pueblo, son los colores de la bandera y eso contribuye a unir la fe y la vida socio cultural. Los niños, adolescentes y jóvenes de ambos sexos, que acuden a venerar a la guadalupana en el Tepeyac tal vez de manera inconsciente van asimilando tano los valores de la religión como los valores sociales. La solidaridad, la ayuda a los demás aparecen de modo natural. Hay familias que colaboran para que una peregrinación se realice, hay quienes ofrecen alimentos, transporte, etc., así de manera desinteresada o sólo percibiendo una mínima cantidad. La mayoría de los que participan destinan días completos para su peregrinación. El milagro guadalupano se sigue realizando en cada uno de los grupos que recorren las carreteras de nuestra patria tratando de llevar el fuego del Tepeyac o las rosas de la fe. Puede ser que esa sea para muchos la única ocasión que a lo largo del año los acerque a una práctica religiosa, puede ser que casi nunca vayan a misa o participen activamente en alguna actividad pastoral de la iglesia, pero para ellos esa práctica de piedad popular les permite llenarse de Dios, renovar su fe y mantener sus convicciones no solo religiosas, también sus convicciones de amor a su sociedad y la manera concreta de unir sus esfuerzos por ideales que trascienden a su persona y le permiten abrirse a los demás. Normalmente los peregrinos son gente generosa y solidaria con los demás. La peregrinación les permite salir de sí mismos romper su ego y abrirse a los “otros” y eso en sí mismo ya es ganar. No faltará quien critique esas actividades de piedad pero la valoración depende de quien las realice, cada uno puede dar razón del ¿por qué peregrina y sobre todo de lo que significa en su vida?