Arena movediza
1 de septiembre - 2016

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Cada vez que abren la boca los diputados se hunden más en el fango de la renovación de la CEDH. Doña Rosario Robles le hace flaco favor a su jefe, el presidente Enrique Peña Nieto. Y llamó la atención que estuvieran presentes en una comida con Anabell Ávalos los lorenistas Guadalupe Ballesteros y Manuel Hernández Díaz

Por Edgardo Cabrera

Cada vez que abren la boca los diputados se hunden más en la arena movediza de la renovación de la CEDH.

En lo que podríamos calificar como un auténtico placebo, Baldemar Cortés planteó recientemente una solución temporal al problema, sugirió colocar a la primera visitadora, Angélica Temoltzin en sustitución de Francisco Mixcoatl, quien acumula 1 año de “tiempo extra” al frente del organismo autónomo.

El argumento del diputado presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso se basa en la supuesta ilegalidad con la que se mantiene el actual ombudsman después del periodo por el que fue designado, sin embargo, los mismos vacíos en la norma sirvieron para que en su momento el Pleno Legislativo le prorrogara su encargo.

Y mientras se dirimía otro capítulo en los desencuentros por la conformación de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, el Tribunal Superior de Justicia del Estado le daba entrada a un nuevo recurso promovido por la aspirante a la presidencia del organismo, Alma Carina Cuevas y mediante el cual demandó anular el proceso de renovación iniciado por los legisladores.

Por este nuevo recurso, el Congreso verá frustrada su demanda al TSJE para agilizar una primera controversia promovida por la misma actora y de la cual se desprende una suspensión provisional que le otorgaron, con la cual las cosas se mantienen en el estado que actualmente se encuentran, es decir, sin el nombramiento del titular de la CEDH y el Consejo Consultivo.

Con ello, todo parece indicar que el caso se resolverá hasta finales de este año y, en una de esas, hasta que entre en funciones la nueva legislatura.

Desliz

Doña Rosario Robles le hace flaco favor a su jefe, el presidente Enrique Peña Nieto.

Resulta que mientras en la cuenta oficial de la Sedatu se informaba que su titular participaba en un “diálogo con mujeres en Tlaxcala”, por otro lado la funcionaria federal afirmaba en una comida con Anabell Ávalos que no venía en calidad de servidora pública, sino como amiga de la presidenta municipal electa de Tlaxcala.

La incongruencia fue notoria, ni cómo ayudarle, máxime cuando en la reunión se presentaron videos de logros federales, incluso llegó en un helicóptero a un evento –evidentemente de corte político-, efectuado en horario laboral.

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Tan bien sabía de su pecado, que evitó responder a los cuestionamientos de la prensa que sí se percató que se trataba del evento de cierre de la gira de agradecimiento que emprendió Ávalos, tras su triunfo de junio pasado.

Rosario Robles pierde de vista que el horno no está para bollos, la miope funcionaria solo contribuyó a echarle más leña a la hoguera en la que la oposición tiene a Peña Nieto.

Por cierto

A colación del mismo acto, llamó la atención que estuvieran presentes Guadalupe Ballesteros y Manuel Hernández Díaz, pues están ligados a la senadora con licencia Lorena Cuéllar.

También por ahí se hizo presente la actual síndico capitalina, la panista Katy Valenzuela, quien mantiene un pleito casado con el alcalde Adolfo Escobar el cual se agravó desde que éste último no la palomeó como candidata a diputada y ahora viven un nuevo conflicto por el Polideportivo de la discordia.

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