10 de abril - 2025

Mientras comunidades como Tizatlán enfrentan abandono.
Por Stephany Rodríguez
Tlaxcala se prepara para recibir a más de 10 mil visitantes en sus principales zonas arqueológicas durante el periodo vacacional de Semana Santa, una de las temporadas de mayor presión turística junto con diciembre. Así lo informó José Vicente de la Rosa Herrera, director estatal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en entrevista colectiva quien adelantó que sitios como Cacaxtla, Xochitécatl y Tecoaque operarán al máximo de su capacidad durante Jueves, Viernes y Sábado Santo.
No obstante, esta proyección optimista contrasta con la realidad que enfrentan otras zonas arqueológicas del estado. Apenas el pasado 21 de marzo, en el marco del Operativo Equinoccio de Primavera 2025, la zona arqueológica de Tizatlán exhibió signos claros de abandono: sin personal operativo, sin señalética adecuada y sin promoción turística efectiva. La falta de condiciones básicas contradice los boletines oficiales que aseguraban una experiencia óptima para los visitantes.
A ello se suma el contexto de tensión laboral dentro del propio INAH. Apenas unos días antes, el 13 de marzo, trabajadores del instituto cerraron el acceso a Tizatlán en protesta por presuntas irregularidades administrativas, incluyendo denuncias de nepotismo, violencia laboral y de género por parte de altos funcionarios en Tlaxcala. Las manifestaciones dejaron en evidencia el descontento interno y la fragilidad institucional frente a la demanda turística.
Mientras los focos se centran en los destinos más visitados, zonas con valor histórico como Tizatlán permanecen en el olvido, dependiendo del esfuerzo de los pobladores locales para mantenerse a flote. A pesar de ofrecer acceso gratuito, el sitio no recibe la afluencia esperada y carece de estrategias de difusión por parte de las autoridades culturales.
La incongruencia entre el discurso oficial y las condiciones reales se evidencia en la dificultad de ofrecer una atención adecuada a 10,000 turistas, cuando ni siquiera se cubren las necesidades mínimas en todos los sitios patrimoniales.