10 de noviembre - 2023
Por José Luis Ahuactzin
La unción del ahijado como nuevo secretario de Gobierno no será la panacea para que en Tlaxcala se frene la inseguridad, los asesinatos, feminicidios y robos; seguirá siendo igual o peor.
El antecedente de ‘deudor alimentario’, pese a que este al corriente por obligación y no por voluntad, no le quitará la idea a los tlaxcaltecas que fue designado en el cargo público por ser el ahijado de la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros, contra toda opinión.
Tras su designación, en el día 1, fue recibido por la delincuencia, a grado tal que en menos de 24 horas en el cargo, una balacera se registró en Tzompantepec, que dejó a una persona lesionada por varios disparos en el cuerpo.
En el día 2, también fue recibido con un asalto a un periodista de talla nacional y padre de un corresponsal de guerra y periodista que ha ventilado los yerros del gobierno federal como del propio Presidente López Obrador y entre ellos, también los lujos y presuntos negocios de sus hijos en México como en el extranjero.
Y por si fuera poco, se reportó el incendio de un tractocamión en una de las principales carreteras federales ubicadas como las más peligrosas del México, para la circulación del transporte de carga por los constantes asaltos con lujo de violencia extrema en el Arco Norte.
Tlaxcala, gracias a la inoperatividad y falta de capacidad de los cuerpos de seguridad pública, se ha convertido en nota nacional por enésima ocasión por el cuantioso robo y ataque a un periodista; mientras tanto, la gobernadora presumía en su red social a sus familiares fallecidos que honró en su ofrenda:
‘Honrémoslos con ofrendas de colores; en la mía se encuentran mis abuelos, mi hermosa madre, mi suegro y hermana, mi tía y mis primos; siempre los llevo en mi corazón y año con año los espero con los brazos abiertos…’, dice textualmente en su Facebook.
El ataque al comunicador, abogado y escritor que radica en Totolac, dejó más dudas de la inseguridad que opera en Tlaxcala, que de la presunción de que es el ‘estado más seguro del país…’.
Días antes del robo, Carlos Loret de Mola (el hijo), había evidenciado al gobierno lorenista por el tema de la trata de mujeres con fines de explotación sexual, cuando Cuéllar Cisneros negó a medios nacionales que aún seguía vigente y Tlaxcala no tenía ese problema social.
Luego, evidenció una serie de hechos delictivos en el país, en el que incluyó a Tlaxcala, y también exhibió a la gobernadora por ordenar la reforma a la Constitución y así poder designar a su ahijado en la Secretaría de Gobierno, pero más aún, por tildarle de ‘deudor alimentario’.
Esos hechos dejaron evidente que en Tlaxcala se maquillan las cifras, se esconden los hechos y se simula la justicia, pues, por ejemplo, ni tardos ni perezosos, la Procuraduría General de Justicia del Estado que dirige la jueza del Poder Judicial con licencia Ernestina Carro Roldán, que implementó el ‘mecanismo de protección de personas defensoras de derechos humanos y periodistas’, cuando en Tlaxcala no existe ninguna Ley, ningún mecanismo, y sobre todo no existen facultades en la Procuraduría para activar en la entidad por un robo el cuál no se sabe el móvil, ni los peritajes judiciales.
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