Por Edgardo Cabrera 

La Triste Historia lo volvió a hacer, aprovechó la distracción y relajación de los ciudadanos para asestar un nuevo golpe a la economía familiar y de los trabajadores tlaxcaltecas, en diciembre autorizó un incremento sin precedentes y tramposo a la tarifa del transporte público, y ahora, en pleno periodo vacacional de verano, privatizó los servicios de salud para los burócratas.

Durante meses escondieron el proceso para desaparecer las farmacias y los módulos médicos manejados por Pensiones Civiles de Tlaxcala, la treta consistió incluso en el desabasto de medicamentos que, de forma reiterada, denunciaron jubilados, pensionados y trabajadores en activo, lo mismo docentes que burócratas que trabajan en dependencias estatales y municipios.

Pero también, como parte del plan, emitieron una convocatoria para licitar esos servicios de lo cual resultó favorecida una empresa que, como suele ocurrir, “casualmente” fue la única que pudo entregar toda la documentación en tiempo y forma en el escaso plazo marcado en el proceso.

También corrompieron a líderes sindicales de cuatro organizaciones que se convirtieron en tristes personajes agachones, y reventaron de forma reiterada los procesos de renovación en el 7 de Mayo, el único sindicato que alzó la voz, junto con sus jubilados, a cuya dirigencia la mantienen como NO RECONOCIDA, al negarles la toma de nota.

En tiempo récord desde la emisión de la licitación, a partir de este 1 de agosto inicia la nueva modalidad en la que serán prestados los servicios.

Ahora les entregarán medicamentos genéricos y similares, ya no de patente como regularmente lo hacían, una empresa privada operará 6 módulos médicos y solo dos farmacias en todo el estado, para el caso de enfermedades que requieren atención especializada, deberán ir al estado de Puebla o la Ciudad de México, para ser atendidos en un nosocomio poco conocido.

Por si fuera poco, la ganadora de la licitación no será la que preste los servicios médicos, sino subcontratara a otras empresas.

REPRESIÓN

De nueva cuenta la Triste Historia recurrió a la intimidación y represión policíaca para acallar las protestas de los inconformes, fiel a su costumbre, en lugar de establecer el diálogo, no este lunes, sino desde que maquinaron el plan, prefirieron la imposición vía el garrote.

Resulta que, ante la privatización de los servicios médicos, se levantaron los trabajadores al servicio del estado y municipios, lo mismo del 7 de Mayo, que de otros sindicatos, como los de la Sección 55 del SNTE y Juárez Blancas.  

Ante la inconformidad y el anuncio de la marcha, la víspera la orden fue clara y directa por parte del lorenismo: todos los policías, escasos por cierto ante el déficit de personal, fueron acuartelados y les suspendieron vacaciones, con la clara intención de reprimir las protestas; mientras esto hace el estado, la delincuencia se sirve con la cuchara grande.

Por cierto, recordar que las protestas no paran, cada semana cuando no es un sector es otro, mientras que, quien cobra como secretario y debe procurar la gobernabilidad y el diálogo, sigue desviando recursos en su promoción en busca de concretar su enfermizo sueño de ser senador.