Por Edgardo Cabrera 

Mientras por un lado la Triste Historia lanzaba las campanas al vuelo con sus datos maquillados, el INEGI difundió el informe preliminar de los homicidios registrados durante el 2022 en el país, que desnudó al gobierno estatal y tiró el discurso de la entidad “más segura del país”.

De acuerdo con la estadística, Tlaxcala se encuentra por arriba de nueve entidades en cuanto a la tasa de asesinatos (11.1) por cada 100 mil habitantes, es decir, aquí es “más seguro” que te maten que, en Yucatán (2.3), Coahuila (5.2), Aguascalientes (5.9) e incluso la Ciudad de México (8.0).

Por número de muertos, durante la primera anualidad completa del gobierno de Cuéllar, 152 personas fueron privadas de su vida de forma intencional, en Yucatán, por ejemplo, fueron 54. Aguascalientes, Baja California Sur, Campeche y Durango, tuvieron menos asesinatos.

Como a la Triste Historia y a su mandamás les gusta compararse con Yucatán en materia de seguridad, con quien se disputa cada mes el “primer lugar” en cuanto a menor incidencia delictiva, la realidad es que los yucatecos padecen menos velorios y, por tanto, menos familias lamentan la muerte de un ser querido por asalto, riña, ejecución o feminicidio. 

No es lo mismo presumirse como el estado más seguro con una tasa de homicidios de 11.1 por cada 100 mil habitantes, que ser el de menos incidencia con una tasa de 2.3 como Yucatán, por ello, más que echar las campanas al vuelo deberían repicar por los lamentos de tantos muertos a los cuales la triste historia no les merece condolencias en sus actos.

IMPUNE 

En eso de sus cuentas alegres y la indolencia de las familias víctimas de la delincuencia, durante el festivo Informe de Incidencia Delictiva al segundo trimestre de 2023 que dieron el martes, tampoco hubo mención a dos graves agresiones a mujeres policías en ese periodo.

La deshumanización y el desprecio por los trabajadores al servicio del estado y sus municipios quedó una vez más en evidencia porque a toda la fauna política reunida en el C5i nos les ameritó una condena, homenaje o al menos condolencias por el asesinato de la joven policía de Apetatitlán asesinada en cumplimiento de su labor el pasado 12 de julio. 

Tampoco hubo mención por la violación de otra joven uniformada, apenas el 16 de julio, en La Magdalena Tlaltelulco,esperaríamos, además de la condena porque los agresores fueron el director de la policía municipal, subdirector y un comandante, que se informara de la detención de los señalados quienes se encuentran prófugos ante el pésimo sistema que permitió que huyeran.

Y que no traten de desviar su responsabilidad, porque de acuerdo con la ley, el poder Ejecutivo es corresponsable de las corporaciones municipales, no solo en cuanto a dotarles de armamento, sino también para indemnizar a las familias de las víctimas y castigar ejemplarmente a los agresores.