DESPILFARRO
2 de agosto - 2022

Foto: Marilu Flores/NierikaImages

Por Edgardo Cabrera

Si lo del viaje de la semana pasada al extranjero fue un despilfarro de recursos públicos que evidencia la hipocresía del gobierno de Cuéllar, la jornada del sábado de Morena para renovar su dirigencia es reafirmar que la Triste Historia no actúa de forma “nueva”, por el contrario, es prueba de la sangre priísta de la mandataria.

Fue una suerte de acarreo, dispendio del erario, uso de los funcionarios y la obligatoriedad de los burócratas para participar en la simulación de un proceso.

Detrás de este proceso estuvieron viejos priístas conocidos, empezando por la propia mandataria, el diputado federal Carlos Augusto Pérez, y funcionarios que sirven a los intereses de Beatriz Paredes, pero también panistas como Sergio González y Oralia López, lo que deja en evidencia el gobierno de prianistas (es aquí cuando los troles y haters se desatan). 

Y como una imagen dice más que mil palabras…

Ahí están los gráficos del rector de la Universidad Politécnica de Tlaxcala, Víctor Castro entregando desde la cajuela de su vehículo “regalos” a la entrada del centro expositor de Apizaco, donde se realizó el proceso, o el desfile de colectivas con gente que fue acarreada.

La propia gobernadora difundiendo en su cuenta de Facebook un proceso partidista (con todo y que ya fue sancionada por delitos electorales, además de que ignoró las medidas cautelares impuestas), y con un mensaje de risa hablando de un ejercicio “democrático” y “voluntario”. 

No solo lo anterior, morenistas no alineados con la Triste Historia que gobierna, fueron bloqueados de participar como candidatos a consejeros, lo que valió el inicio de una impugnación ante la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, como en el caso del aspirante Osbaldo Meza.

Todo ello retrata de cuerpo entero a Morena, y aun así se dicen diferentes.

DESCARO

Al concluir su proceso simulador, no hubo ninguna sorpresa, por el contrario, quedó claro que a la usanza de los partidos que ya gobernaron Tlaxcala, Morena replicó el modelo de convertirse en una extensión de la mandamás del palacio.

Salvo contadas excepciones, algo así como tres, la lista de sus 30 consejeros es impresentable empezando por la ex diputada y flamante tesorera partidista evidenciada en videos por falsificar firmas para justificar el gasto de los recursos públicos que se le dieron para tareas de gestión a su paso por la legislatura.

Uno más, el impuesto como dirigente, que se cree líder, es otro mal ejemplo de la deshonestidad, por algo fue denunciado penalmente por fraude al ser acusado de no entregar apoyos sociales por los que pidió dinero.    

Quizá por ello, y cual mal presagio, el día de la votación se les vino encima el enlonado del centro expositor de Tlaxcala, tras la intensa lluvia que les cayó y que terminó por derrumbar unos muy malos cimientos.