Entre imbéciles e insensibles
21 de septiembre - 2017

Por Edgardo Cabrera

No cabe duda que las tragedias muestran lo mejor del ser humano, principalmente el espíritu de solidaridad que invade a la mayoría, aunque no falta una minoría insensible o imbécil.

Entre los insensibles podríamos citar a un grupo de personal médico sindicalizado del Hospital General de Tlaxcala que se negó el miércoles a prestar sus servicios en los nosocomios a los que fueron enviados pacientes tras la evacuación del edificio que presentó fracturas por el sismo del martes.

Los señores y señoras se resistieron a desplazarse a otros lugares poniendo mil pretextos, entre ellos, “quién les iba a pagar la gasolina o los pasajes”, en contraste, en los estados donde se vive una zona de desastre como en la Ciudad de México, Morelos, Puebla y el Estado de México médicos, paramédicos y enfermeras llegan por cientos a los campamentos y hospitales para prestar sus servicios de forma altruista.

El mismo grupo de insensibles tampoco quiere que se reactiven parcialmente los servicios en el Hospital General de Tlaxcala por temor a su integridad física, pese a que algunos espacios se ha determinado que no hay fracturas o daños a la estructura.

Otros más que no comparten el dolor por la tragedia e ignoran los riesgos son algunos directivos de escuelas públicas y privadas que, como en el sismo del 7 de septiembre, se resisten a acatar las disposiciones oficiales.

Entre regañadientes aceptaron la suspensión de labores del miércoles pero emplazaron a las autoridades educativas para reactivar actividades este jueves y viernes asegurando –y sin ser especialistas- que dichas instituciones no presentan daños, sin embargo la orden fue clara, las clases se reiniciarán hasta el próximo lunes.

Lo cierto es que la evaluación a las escuelas no es una pérdida de tiempo ni una graciosa concesión, es obligado, ya vimos en la Ciudad de México el derrumbe del colegio Enrique Rébsamen con niños en su interior, muchos de los cuales perdieron la vida, algo que pudo haberse evitado con una exhaustiva revisión al inmueble después del primer sismo el pasado 7 de septiembre.

Los otros…

Mientras que del lado de los imbéciles están, porque no decirlo, varios medios de comunicación locales, blogs y pasquines digitales que mal informaron en busca de ganar “likes” gracias al sensacionalismo al que nos tienen acostumbrados.

Uno de esos patéticos casos de falsa información fue el supuesto derrumbe de la cúpula principal de la Parroquia de San José, algo que tuvo que desmentir el propio gobernador Marco Mena por medio de su cuenta de twitter.

Lo cierto es que esos “medios” gustan de reportear desde el escritorio y utilizando las redes sociales como una mágica bola de cristal, no salen a la calle y menos consultan fuentes oficiales para verificar los datos y la información.

También están los otros, los que opinan a la ligera, critican y hasta se mofan de las desgracias, ponen por delante sus filias, fobias, odios y frustraciones al tratar casos tan delicados como las tragedias humanas.

Como ejemplo, el caso del asesinato de Mara Fernanda, no faltó el idiota que aseguró que la joven tenía “mitad” de culpa de su violación y asesinato por salir de noche para convivir con sus amigos, y no sólo eso, en su ignorancia hasta planteó la construcción de un muro entre Tlaxcala y Puebla “para frenar los delitos”, ya que en un primer momento corrió el rumor de que la chica fue traída a nuestra entidad y que el chofer era oriundo de aquí.

De los imbéciles y sus medios, así como de los blogs y pasquines me reservo el nombre, no por temor a sus predecibles y acostumbradas calumnias, sino porque citar a esos idiotas y cobardes es seguir alimentando el morbo, la desinformación y el escándalo.