A la Verónica: La importancia del trapío
27 de noviembre - 2016

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Por Gerardo E. Orta Aguilar

Qué importancia tiene la presencia de los toros en un festejo de trascendencia como cualquiera que se presente en la plaza que, en teoría, debería ser la más importante de todo el país y una de las de mayor relevancia en el mundo taurino: La México.

El sábado se presentaron tremendos toros de José Julian Llaguno en la arena de la Monumental Plaza de Toros México, lidiados por Arturo Saldivar, Juan Pablo Llaguno y el español Ginés Marín.

Hablamos de la misma plaza que tuvo que regalar un boleto en la compra de otro, para intentar llevar gente al graderío.

Los toros presentados mostraron una estampa maravillosa, tremendos eran los pitacos que iban surcando el viento, amenazando con herir al que se pusiera frente a ellos.

Sin embargo, como suele ocurrir en estos casos, los toros que durante la semana generaron expectación, en el ruedo generaron nada más que decepción, si acaso el primero de Arturo Salivar salvó la papeleta, pero el resto, muy por debajo de lo que se esperaba.

Qué pasará realmente con los toros que evidencian bravura con base en su comportamiento en corrales, que al salir al ruedo de La México, ya casi por tradición o incomoda costumbre, salen a caerse, a agotarse a la primera vuelta de salida o simplemente, a mansear perdidamente.

Algunos dicen que la altura de la Ciudad de México, otros –no queremos ser mal pensados-, que la coba que les dan en los corrales, lo cierto es que pocos se explican el comportamiento de más a menos que dan los toros en el embudo capitalino.

Independientemente de que los toros del sábado tenían encaste español, recordemos que de acuerdo a su genotipo, el toro mexicano suele ir de menos a más, aunque la premisa durante las Temporadas Grandes hace varios años que no se cumple.

Por otro lado, retomando el punto de la ingeniosa iniciativa de la empresa por regalar un boleto en la compra de otro, parece ser que los señores de pantalón largo descubrieron que a la gente, en primera, no le gusta ir a los toros en sábado, y en segunda, que se excedieron descaradamente en los precios del boletaje.

En la compra de un boleto de la corrida del sábado, regalaban al aficionado la misma localidad para la corrida del domingo, el clásico dos por uno.

Sin embargo, fue paupérrima la entrada del sábado, evidenciando que la atractiva promoción –que realmente lo era-, simplemente no funcionó, ya que la entrada del domingo apenas si mejoró respecto a la de la víspera.

En fin ya veremos qué tanto van mejorando las entradas en los siguientes sábados y domingos de toros. Tardes en las que, efectivamente, deseamos ver toros, no novillos engordados que apenas si cumplen con la edad.

Evitemos pensar en las negras intenciones de tirar la zona general de La Plaza México ante la falta de espectadores que provoquen buenas entradas, algunos advierten que ya hay proyecto para esa zona del graderío, ya veremos.

 

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