No tiene la culpa el indio… Sino el que lo hace compadre
8 de junio - 2016

 

mauricio_olaiz

Por Mauricio Hernández Olaiz

No tiene la culpa el indio…

Sino el que lo hace compadre

Refrán muy popular, originado en las pugnas interétnicas de México, que en forma sentenciosa y enunciación exclamativa sanciona la imprudencia y parte de culpa que tiene quien se queja de algún daño, aunque en este caso la sentencia bien podría ser la de “No tiene la culpa el político, sino el que lo hace gobernante”.

Luego de la elección del pasado domingo ríos de tinta han corrido en torno a nuestra jornada electoral, una que avizora; como ya lo había adelantado, un proceso de judicialización que a la postre tendrá el mismo resultado y es el que ya sabemos.

Factores de la derrota de Lorena hay muchos, de la victoria de Mena hay más, lo que en verdad sorprende es que la vox populi; que en esta ocasión no fue la voz de dios, mantenía una férrea convicción de cobrarle al contador González su pésimo desempeño gubernamental, pero claramente ese no fue el resultado, pareciese que el hacendado hubiera gobernado como un estadista de esos que ya no hay, poniendo a Tlaxcala en la cima del desarrollo, hasta su vástago fue premiado con el triunfo en su distrito y con una cómoda llegada al congreso para allanar una salida tersa de su padre.

¿Qué pasó entonces?…¿Nadie se la quiso Cobrar?….

En su discurso de campaña Lorena se cansó de detallar las debilidades, corrupción y falta de transparencia del sexenio Marianista, al igual que este lo hiciera con su antecesor Orticista, solo que al contable si le funcionó, tal vez a Cuéllar no, simplemente porque sus argumentos perdieron todo valor y fortaleza cuando cometió; para mi gusto, su peor error de campaña, al sentarse con Graco Ramírez, un personaje que hacía ver a Mariano como un lindo muñequito, a partir de ahí poca credibilidad a sus argumentos en contra del mandatario cuando validaba a uno peor.

Pero eso no deja de lado que la sociedad sabía, comentaba y reprobaba a su gobernador, pero en la urna no se vio, simplemente el voto de castigo no llegó, como si sucedió en estados como Veracruz, Tamaulipas y Quintana Roo. En esas entidades el electorado fue congruente con su discurso y se deshizo de un priismo que les había lacerado por décadas, apoyados en la ya histórica coalición PAN-PRD, una que no tuvo luz en Tlaxcala por la soberbia de Adriana Dávila de sentirse que las podía todas y que hoy solo la ponen como una candidata mega perdedora en las urnas, la lógica y, hoy los números, nos dicen abiertamente que la coalición hubiera ganado y que Lorena debió encabezarla, no fue así y punto, que cada quién haga su acto de contrición.

Pero también pudo ser que la izquierda se dividió, los votos de MC y Morena le pudieron dar a Cuéllar su acceso a palacio, pero la necedad de algunos y su afán protagónico les llevaron a hacer lo que les mandaron a hacer, dividir, atomizar el voto a favor de la estructura más sólida, el priismo, de eso también escribimos harto en el pasado, en verdad no nos da mucho gusto haber tenido la razón.

Pero al final el ciudadano de a pie no fue congruente tampoco, criticó pero al final se dobló, por la razón que hubiese sido, las papeletas estuvieron llenas de taches al PRI, los perdedores por supuesto podrán decir misa, que hubo fraude, compra de voto, y lo que guste pero todos lo hicieron, hoy no se puede ocultar el voto golondrino Lorenista, que acabó por cancelar las casillas especiales, esas tan criticadas y que solo sirvieron para validad la desconfianza en el árbitro electoral, uno que hoy sigue siendo abiertamente cuestionado y con razón.

Aunque debo decir que un servidor fue representante en el segundo distrito electoral, y por lo menos ahí, solo se pudo constatar que el voto popular fue para Mena, Haiga sido como haiga sido.

Finalmente muchos de los que usan la queja como modus vivendi, no podrán, o por lo menos no deberían seguir haciéndolo, pues quedó de manifiesto que la mayoría decidió por la continuidad de ese partido en el poder. Por eso decimos que no tendrá la culpa Mena, como no la tuvo Mariano, sino será de quienes los hicieron gobernantes.

Por lo que a partir de hoy ¡No vale quejarse! Hay que ponerse a trabajar y a Marco A. Mena pedirle que sea congruente con su discurso y entienda que, Tlaxcala viene de sostener a los dos peores gobernadores de su historia, en sus manos está impedir convertirse en el tercero.