Jerusalén en México
21 de marzo - 2016

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Pbro. Ranulfo Rojas Bretón

Durante estos días en muchísimas comunidades de nuestra geografía mexicana y obvio tlaxcalteca, veremos intentos de recreación de lugares estilo, muy a nuestro estilo mexicano de la Jerusalén de hace 2000 años. Grupo de jóvenes que con túnicas de colores vistosos y mantos multicolores querrán ser la representación de Jesús, de la Virgen María, de María Magdalena, de Fariseo o miembro del Sanedrín, de soldado romano, de Pilatos o Herodes o de Apóstol o de perdida de algún personaje de pasaje bíblico, lo importante en las comunidades es no quedarse fuera de los papeles y a su modo ser parte de la representación que estos días convierte en centro de atención a quienes se suman a la Semana Santa.

Hay comunidades que tienen representaciones en vivo de la pasión, hay comunidades que llevan en sus procesiones imágenes, de todas maneras, para muchos lo importante es participar.

En los medios de comunicación no son raros los programas o películas con temática religiosa, sea promoviendo los valores religiosos, cuestionándolos o incluso contradiciéndolos.

En muchas comunidades se celebra la semana santa como un acontecimiento decisivo para la vida social del pueblo. Pensemos en Iztapalapa en la Ciudad de México, un lugar que todo el año es noticia por la pobreza, carencia de agua, inseguridad, por la influencia política, en fin, por notas casi siempre negativas, pero hay un tiempo que se convierte en estrella nacional por la celebración de su semana santa, tanto así que llega una multitud a presenciar las escenas de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Es muy común que en estos días nos enteremos por la televisión de la jovencita “X” que representará a la Virgen María y se nos cuente su historia de a qué escuela va, de cómo vive, de sus diversiones y su manera ordinaria en una megápoli como la Ciudad de México. O la historia de un joven que ha sido elegido para representar a Jesús, un anónimo que estos días aparece en los medios y cuenta su historia, la de cada día, la de quien vive un momento de fama en televisión, pero que a partir del lunes volverá al anonimato. Historias que solo son para unos días, los de la pasión, que son significativas solo en la vida de cada persona que representa a alguno del os personajes de la pasión, pero que una vez pasados estos días todo vuelve a la normalidad.

En muchas comunidades se arman escenarios que quieren ser el sanedrín o el palacio de Pilatos o de Herodes, lugares que quieren ser las pequeñas calles de Jerusalén y actores de ocasión que buscan adecuar los elementos modernos para representar a personajes del pasado, así, veremos casos industriales y cepillos convertidos en cascos de soldado romano, sandalias que con correas se convierten en el calzado de legionario y así podríamos recorrer las vestimentas de cada uno de los actores y veremos la inventiva del mexicano para intentar parecerse a gente del pasado. Las películas sobre la vida de Jesús han sido las grandes inspiradoras de las representaciones que vemos en muchas comunidades.

Hay representaciones en Tlaxcala que se han vuelto famosas y muy visitadas incluso por gente de otros Estados, la Semana Santa En Santa Ana Chiautempan, la representación del grupo Cristo Rey en el Carmen Tequexquitla que a lo largo de la semana recrea episodios bíblicos como el martirio de los hermanos macabeos, el bautismo de Jesús en el Jordán, e incluso episodios no bíblicos como el castigo a los esclavos. Representaciones en Cuapiaxtla, el circo romano en Aquiahuac, la representación en Zacualpan, las famosas judeas en Zacatelco, el grupo nazareno en Apizaco, en fin, cada lugar presenta actividades muy propias y muy especiales. Hay procesiones solemnes con imágenes como la de Huamantla, la de Santa Ana y la de la Capital. Lo cierto es que durante estos días cada uno puede disfrutar y revivir episodios de Jesús. Puede dedicar tiempo a la oración y a la reflexión, al descanso y al relax.

Lo que valdría la pena es que no desaprovecháramos estos días en actividades que pusieran en peligro nuestras vidas o las de los demás, porque eso de dedicar estos días al exceso, al alcohol, a la fiesta es dejar pasar la oportunidad de introspección y de hacer un alto en la vida, de permitir al espíritu tener un espacio de intimidad con uno mismo.