A la Verónica: Reglamento pendiente
10 de enero - 2016

Guadalupe_Posada

Por: Gerardo Orta.

Uno de los grandes pendientes de la fiesta de los toros que tiene el estado de Tlaxcala, versa sobre la implementación de un reglamento afín a las necesidades del espectáculo y sobre todo a la tradición taurina que tiene la entidad.

Y es que no obstante que Tlaxcala es referente a nivel internacional sobre la fiesta de toros y propiamente sobre la crianza de reses bravas, el espectáculo ha ido en decadencia por la falta del criterio adecuado por parte de las autoridades que los ayuntamientos nombran como representantes del palco de la presidencia.

Sin embargo, la falta de un reglamento, o quizás, la aplicación oportuna y estricta del mismo, ha generado en el aficionado un hartazgo que cada tarde confirma e incluso incrementa por la falta de seriedad, principalmente, en los encierros que se presentan.

Pareciera que los aficionados que acuden a las tardes de toros están en contra de todo y a favor de nada, cualquier simple espectador quizás opinaría eso, pues el auténtico taurino pasa la vida quejándose de un espectáculo paupérrimo y sin cumplir la expectativa que se ofrece en las presentaciones de carteles.

El nuevo reglamento taurino impulsado por el Instituto Tlaxcalteca de Desarrollo Taurino, deberá en todo momento garantizar la verdad en el espectáculo, que el juez de plaza, médicos veterinarios, aficionados y hasta los vendedores, ayuden a que las tardes de toros en Tlaxcala sean lo que se espera.

Máxime cuando aún en el estado, la mayoría de los encierros que se lidian provienen de ganaderías locales, contrario a lo que ocurre en otras sedes, en donde los encierros tlaxcaltecas no pueden verse ni en pintura.

Es precisamente ahí en donde radica la importancia de la fiesta, en los toros. La desaparición del TORO BRAVO en algunas ganaderías mexicanas atenta contra el espectáculo y únicamente preserva las trampas y las imposiciones de las figuras –en su mayoría–, extranjeras.

La concepción de toros mansos, sin transmisión, que únicamente pasen sin infundir riesgo y peligro, son los favoritos de empresarios, que aunque no los toreen, son ellos quienes sirven a los toreros que buscan el aplauso fácil con base en faenas pega pases, que no es lo mismo que torear.

En fin, Tlaxcala merece y requiere de un reglamento muy a la necesidad de preservar la fiesta, y sobre todo, de seguir representando a un estado taurino por antonomasia en el país.

Plaza México

Por cierto que hablando de la decadencia de verdad y seriedad del espectáculo, cada domingo en la temporada grande de la Plaza México hemos observado encierros claroscuros que van de lo sublime a lo paupérrimo, prevaleciendo hasta ahora el segundo concepto.

¿Qué pasará en La México que los toros no embisten? Cuál es la treta, qué hay detrás de todo eso, si bien como aficionados conocemos algunos atropellos y tretas, quizás no todas sean públicas, pues muchas podrían mantenerse en secreto.

Vaya, hasta la brava ganadería De Haro reconoció su rotundo fracaso en la corrida del domingo 27 de diciembre de 2015, aun cuando esa casa ganadera distingue por su casta brava. Lo que sucedió antes, durante y después del festejo con los toros tlaxcaltecas gracias a la miope autoridad de plaza, es otro cantar.

Ya en las corridas del 3 y 10 de enero, por lo menos a cuatro toros debieron haberle aplicado el castigo de las banderillas negras, con base en el criterio de la autoridad de aquella tarde del 27 de diciembre que castigó severamente a De Haro.

Pero claro, era una ganadería tlaxcalteca, hay que castigarlas con todo el rigor y eso sí, aplicar el reglamento a rajatabla, qué importa el resto de la temporada.