Austeridad efectiva, no cosmética
16 de septiembre - 2015

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Senadora Adriana Dávila Fernández

El pasado 8 de septiembre, el Gobierno Federal presentó el paquete económico para el 2016; ejercicio presupuestal “base cero”, es decir, que parte de la revisión de todas y cada una las partidas de las distintas dependencias que lo conforman, para evitar duplicidades y optimizar los recursos. A decir del gobierno, el presupuesto tiene 3 ejes rectores: proteger la economía nacional; austeridad y racionalización del gasto público, y promover mayor participación del sector privado y del mercado financiero.

En la primera mitad de la actual administración, es cierto, se lograron las necesarias reformas estructurales, gracias a la visión de las fuerzas políticas de la LXII Legislatura, que optamos por la búsqueda de acuerdos para beneficiar a la población mexicana. Durante este periodo, es importante recordar que Acción Nacional fue congruente y apoyó con sus votos legislativos, las reformas que en su momento le fueron negadas como gobierno; salvo la reforma fiscal, que desde su planteamiento era evidente que no garantizaría el impulso del aparato productivo –y que de hecho hasta este momento no lo ha logrado-, todas las demás contaron con el aval del PAN; ni mezquindad, ni revanchismo, ni cálculo político electoral.

El análisis del paquete económico demanda un proceso de redistribución con criterios de equidad, eficiencia y austeridad; en el que prevalezca la crítica constructiva para que la toma de decisiones impulse el crecimiento económico. Es fundamental examinar qué se ha hecho ante la baja sensible de los precios del petróleo, el incremento de la deuda pública, el estado que guardan las reservas internacionales, la devaluación del peso ante el dólar y sus consecuencias, así como el impacto de la política fiscal en el crecimiento de la economía nacional. No podemos dejar de lado el incremento de 2 millones de mexicanos que hoy sufren pobreza, adicionales a los 53 millones existentes; diversos estudios socio-económicos demuestran, por desgracia, que aquellos que nacen en condiciones de pobreza, tienen un 95 por ciento de probabilidad de vivir y morir en esa misma situación, sin oportunidad para desarrollar sus capacidades.

Uno de los principales lastres que tenemos como país es la desigualdad social: mientras muy pocos tienen demasiado, la abrumadora mayoría tiene carencias y dificultades para sobrevivir.   Algo falla en las políticas públicas, porque hasta ahora, no han brindado a más ciudadanos, una vida digna. Las condiciones de pobreza son aprovechadas por organizaciones criminales y eso destruye el tejido social, la falta de crecimiento económico no favorece el bienestar de las familias, por ello es necesario evaluar el diseño del proyecto económico, sus fortalezas y debilidades.

A tres años de distancia del inicio de esta administración, las cifras y los datos actuales nos dan una idea de las variables relacionadas con la producción; con respecto al tipo de cambio del dólar, a finales del gobierno anterior, orgullosamente emanado de Acción Nacional, digamos noviembre del 2012 fue de $12.88, para el 2013 fue de $13.22 y al 14 de septiembre de 2015 de $17.15; Cierto es que la turbulencia y volatilidad del peso es multifactorial, pero es innegable la insuficiencia del crecimiento económico para sortear la crisis. Por su parte, los bajos precios de los barriles de petróleo han deteriorado las finanzas públicas, la mayoría de los mexicanos no entendemos por qué desde el último “gasolinazo” seguimos pagando lo mismo por cada litro de gasolina, si los precios van a la baja, en la sociedad no debe recaer el pago excesivo en los combustibles, porque eso también afecta a la economía familiar.

En materia de empleo, con datos de la Encuesta de Ocupación y Empleo del INEGI, en el segundo trimestre de 2015 existen 2 millones, 287 mil desempleados, mientras que las personas con subocupación, es decir, informales, son 4 millones, 179 mil; en el sector de la construcción, las cosas no han funcionado desde 2013, año en que se tuvo una caída del 3.7 por ciento en términos reales: según las mediciones del INEGI, la tasa de crecimiento está por debajo del nivel observado en 2012. Los emprendedores mexicanos requieren condiciones de seguridad y facilidades para invertir: no más trámites engorrosos que inhiban el desarrollo de nuestras empresas y sus trabajadores; urge una reducción de la carga tributaria de los contribuyentes, así como un combate frontal contra la informalidad; es indispensable la revisión del sistema tributario, para que sea más justo y equitativo.

El Poder Legislativo -como cuerpo colegiado- está facultado para dar seguimiento y vigilar la marcha de las finanzas públicas; tiene la responsabilidad de valorar el quehacer del gobierno federal y proponer los cambios necesarios que demanda el desarrollo nacional y con esto, además, se abona a la rendición de cuentas. Acción Nacional, desde sus espacios legislativos, impulsará incentivar la inversión para lograr el crecimiento económico y generar empleos, es prioritario establecer medidas de austeridad reales. No es suficiente el anuncio del coordinador parlamentario de legisladores tricolores que en días pasados propuso la reducción del 50 por ciento del gasto de los Órganos de Gobierno de la Cámara de Diputados y, adicionalmente renunciarán al uso de teléfonos celulares y uso de vehículos automotores, declaración retórica. Si se desea hacer un recorte efectivo, deberían comenzar por revisar lo relativo a imagen y estrategia de comunicación de la Presidencia de la República.

La austeridad debe ser efectiva, no cosmética; para hacer eficientes los recursos hay que erradicar la corrupción, evitar los gastos superfluos e inhibir la simulación. La población en general valorará más servicios públicos, más educación, más cuidado de la salud, más empleo, más productividad, y que sean de calidad, que solo ser espectadora de los múltiples spots del gobierno federal que hablan de “logros” que no ven reflejados ni en su vida diaria ni en sus bolsillos.

RECUENTOS SOBRE LA MIGRACIÓN MUNDIAL

La semana pasada, por invitación de la Fundación Konrad Adenauer, tuve la oportunidad de conocer una visión distinta sobre la crisis migratoria mundial. Es indispensable saber los mecanismos de las prácticas internacionales para aplicarlas en la Administración Pública con responsabilidad social.