Eso lo dijiste tu… No yo: La niña creció
8 de noviembre - 2017

Por Alfredo González Coronel

Queda claro que los tiempos han cambiado, que Tlaxcala ya no es como antes, la pequeña en esta familia de 32 hermanos que llamamos México ha crecido y se enfila a ser la flor bella de la chamacada, incluso por encima de sus hermanas Aguascalientes, Querétaro y la hermana envidiosa y protagónica de Puebla.

Y es que Tlaxcala no es la de antes, ya no es aquella tímida entidad, los atributos de la «cuna de la nación» han cautivado a propios y extraños, y los pretendientes de diversos países han comenzado a ver con buenos ojos a la heredera de la Matlalcuyetl, las industrias han comenzado a avecindarse en tierras tlaxcaltecas y las arcas relucen ante la llegada de los nuevos capitales.

Y aunque suene a cuentos de hadas, donde la humilde joven se convierte en princesa, la razón no obedece a magia o una cuestión divina, la receta fue sencilla pero eficiente, y necesito de un camino andamiado de decisiones y estrategias que hay que, en palabras del Ejecutivo local actual, hay que reconocerlo y decirlo con todas sus letras… fue obra y legado de una visión a largo plazo para llevar a Tlaxcala a la competitividad; si, si alguien preguntaba por la obra insignia de aquel arrebatado Mariano González, hoy comienza a asomarse.

La inversión en obras carreteras que mejoraron la conectividad del estado, haciendo de Tlaxcala un paso obligado (aún mas) entre los puertos y la ciudad de México e industrias trasnacionales, la apuesta por atraer capital foráneo con incentivos, todos esos granitos de arena aportaron para crear un nuevo rostro y prestigio a la tierra de Xicoténcatl.

Hoy en día, usted y yo podemos disfrutar de nuevos comercios, nuevas plazas, y establecimientos que se veían lejanos en aquel rancho que se ilusionaba con un Gran Patio.

Hoy, podemos ver con gusto que las empresas siguen llegando a nuestros parques industriales, como rabiaban los vecinos cuando Tlaxcala cautivó a las subsidiarias de su flamante armadora, y ese mágico Huamantla era el «ganón» entre alemanes que encontraron en esta tierra un nuevo hogar, y por si fuera poco, como Tlaxcala y su eventual compinche poblano dejaron en el camino a la poderosa Querétaro con la obtención de un cluster automotriz.

El estado creció, no en su territorio, pero si en su economía, en su empleo, en su nivel de vida y hasta en su población, hoy contamos más de 1.2 millones de personas viviendo » bien, para ser de este país», con las mismas calles angostas y coloniales, los mismos pueblos que hace 50 años, pero con un rostro diferente que cada vez más impacta y sorprende a propios y extraños.

Tiemblen taxistas

Hasta hace unos meses, la entidad era un archivo no encontrado en los servidores de los gigantes de la nueva modalidad de viajar, los entonces poderosos Uber y Cabify miraban «por encima del hombro» a Tlaxcala como si fuera poca cosa, un Craso error que el tiempo se encargaría de recordarles.

Hoy en día, ambos gigantes sufren el desprecio y desapruebo de miles de mexicanos tras acusaciones y señalamientos de asesinatos y acosos, la penumbra ha alcanzado los asientos traseros de el auto empresarial, y es ahí donde el ingenio local podría tener la oportunidad de llegar en calandria a la fiesta que se llama movilidad.

No pretendo hacer comercial, pero Tlaxcala ya clamaba por un servicio que permita la movilidad de sus habitantes, sin problemas de horario, disponibilidad y sobre todo, sin tener que caminar hasta el clásico «sitio de taxis» o tener que esperar su famosa combi.

Créalo o No, pero Tlaxcala fue el lugar donde un grupo de jóvenes emprendedores se cuestionaron ¿Por qué no?, y crearon lo que es la primera plataforma digital que hará sombra a esos gigantes de capa caída internacionales.

Es verdad que la idea aún está en pañales, y que las 25 unidades que iniciarán sus operaciones este viernes no son algo que ponga a temblar a los grandes, pero lo que hay que tomar en cuenta es que es un primer e importante paso, y también un salto a la modernidad de movilidad.

Quienes sí comenzarán a temblar, y no precisamente por las gastadas suspensiones de sus «tsurus», son los de uno de los gremios más amafiados de la historia, y no precisamente los docentes, sino los taxistas, los amos de las calles que disfrutan de su telenovela en tanto esperan la siguiente víctima para encajar los colmillos de la tarifa nocturna y los cobros a gusto y demanda de sus necesidades para cubrir la cuenta del día.

Por décadas, cientos de miles a quedado a su merced ante la necesidad de transporte por la noche o en sitios lejanos, donde en las calles impera la voluntad de sus bolsillos para cobrar a complacencia bajo la amenaza de » arriésguele caminado joven…», tiempos de su tiránico reinado que se ven amenazados ante una nueva alternativa, y con mejores autos, comodidad y seguridad, o eso esperamos.

Es verdad que todo ello hasta hoy son meras presunciones, promesas y expectativas, palabras al viento que se pondrán a prueba en próximos días que finalmente esos chóferes en corcel de acero lleguen a las calles de Tlaxcala, y que traerán consigo las ansias de la autoridad por «regular» y encajar el diente en nuevas víctimas, y muy seguramente, las tradicionales procesiones de protesta de los compañeros taxistas y transportistas por el golpe duro a sus carteras, no se olvide que la competencia no es buena para aquellos que monopolizaron y lucraron con momentos de apremio y necesidad.

La misma changa, sólo más revolcada

Hay tradiciones que año con año alcanzan su turno en el calendario, fiestas que se esperan como la navidad y la época de Feria, los acostumbrados moles y festividades, y traumatizantes eventos como la declaración fiscal, visitas am doctor y las candidaturas de las eternas figuras empedernidas de la política.

Con la inminente llegada del 2018 se avecina la época de dispendio electoral, la época de ver hasta en la sopa, el baño y la letrina los rostros de quienes no quieren más que recibir su dieta y jugosos sueldos disfrazados de representantes populares.

Llegó esa época de verlos empujando carritos de supermercado, abrazando adultos mayores y regalando pelotas a los niños, y las odiosas llamada telefónicas de una Aurora Aguilar desesperada por figurar en la boleta.

Y es que la norteña ex delegada sufre nuevamente de intenciones precoces por suspirar a una candidatura a la cámara de diputados, donde quién sabe cómo, consiguió un padrón de números telefónicos a los que acosa tortuosamente durante día y noche para promover sus «logros» como ex titular del ISSSTE en Tlaxcala, los que si bien fueron pocos, son infinitamente mayores a su paso por San Lázaro, donde tuvo tanto brillo como piedra de cantera, convirtiéndose en un marinero que nadie recuerda en la película de este Titanic de película que llamamos política.

Poco le ayuda a la ex diputada sus ansias por regresar a una curul que jamás aprovechó para defender a alguien además de su entrañable candidato y prospecto de nuevo Peje, Don Rafael «se me cuecen las habas» Moreno Valle.

Y ya hablando de empedernidas y acertadas, ya no se si vale la pena voltear a ver a la multicolor y chapulinesca senadora cuasi candidata, aquella que observa cada día como la simpatía de la gente se aleja de su añeja causa como el buen gusto abandona su guardarropa, dejando atrás una lastimera figura de mujer que dista mucho de lo que fue alguna vez, aquella mujer que vio la decadencia de sus aspiraciones con el paso de su última campaña, su primera y gran derrota.

Bien dice el dicho, Dios los hace y ellos se juntan; y la «chaparrita» de la 20 de Noviembre es una copia al carbón del tabasqueño más antipático y dueño de la franquicia MORENA, la soberbia y ambición por el poder los pillaron a crear su mundo de utopía y sueños que vendieron como proyecto de nación, proyecto que construyeron para beneficio, provecho y utilidad para si mismos.

Pero el problema no para ahí, el pecado de su egoísmo no será impune a castigo, un castigo que ellos mismos endurecen con alimañas de diversas calañas que a la larga les pasarán facturas muy altas.

Todos en Morena han encontrado un punto de coincidencia que se repite cual patrón, el comprometer espacios y puestos en sus «futuros gobiernos» han ocasionado que se endeuden por generaciones, como castigo en Corea del Norte, sus nietos y bisnietos, de llegar a conquistar lo que ellos no han logrado, tendrían que cubrir los adeudos de sus antepasados.

Por desgracia esa es la realidad de nuestra política, es la realidad de nuestro obeso sistema de representantes populares, donde prometer no empobrece, pero cumplir… eso es otra historia